Icono del sitio Trabajadores

Perla, con 81 vueltas al sol, aún sigue activa y trabajando

Perla Silverio Menéndez trabaja en la terminal de ómnibus nacionales, en Plaza de la Revolución, desde antes de que esa empresa se nacionalizara; imaginemos cuántos años podrían ser.

 

 

Según nos cuenta, la compañía era de un tío de su madre, hermano de su abuelo. Con el triunfo de la Revolución se autorizó la nacionalización del transporte, el 13 de octubre de 1960. Y en 1961, año en el que nació su primera hija, se hizo efectiva la ley. Pasó a llamarse Empresa Consolidada de Transportes Nacionales por Ómnibus y Perla decidió quedarse trabajando en ella.

Desde entonces ha transitado por tantos puestos que ya no recuerda cuáles fueron todos, y el período que estuvo en cada uno de ellos. El que más la marcó fue el que desempeñó por más años, secretaria de la Dirección General. Allí vio pasar a «no sé cuántos» directores, que con el tiempo pasaban a otras tareas y funciones.

Perla, con 81 vueltas al sol, aún sigue activa. Va a su trabajo todos los días como si habitara un cuerpo de hace 20 o 30 años atrás. Se jubiló en 2012, pero en la empresa le pidieron que se quedara mediante contrato, atendiendo los asientos administrativos asignados para viajar.

Escogió una oficina pequeña «para que no se le llenara mucho de gente». Y mandan un vehículo a recogerla, para su seguridad. Perla camina con bastón y tiene una prótesis en su cadera; sin embargo, insiste en trabajar ¿Y por qué? «En primer lugar, porque me entretengo. Y en segundo, porque yo quiero mucho a esto aquí». Su esposo algo le pelea, pero ella «no le hace mucho caso».

«No me gusta subir a allá arriba (se refiere a la dirección general), me da sentimiento. Estuve muchos años allá arriba. No he visto aún la remodelación que hicieron en el salón, no puedo caminar mucho. Yo tengo un sentido de pertenencia por esto muy grande. Me siento feliz con servir».

Perla también fue internacionalista.
Vivió y trabajó en Etiopía en los años 1980 y 1981, en asuntos secretos, mientras acompañaba a su esposo, Jefe de Brigada de Tanques en la ciudad de Dire Dawa. «Hice lo que hice porque lo sentí».

«No me gustan las entrevistas. Yo no iba ni a hacer esta». Perla habló con nosotros menos de 20 minutos, y cuando se cansó de las preguntas, cerró la conversación espetando «ahí está todo ya», refiriéndose a su vida en el transporte.

Y nosotros, bien sabiendo que sus 63 años dedicados al sector no caben en un cuarto de hora o en un rostro, nos fuimos con la sonrisa de quienes conocen a una madre nutricia del trabajo, del amor a su oficio. Humilde y buena.

Gracias Perla, por tu dedicación y tus años.

 

Compartir...
Salir de la versión móvil