Con el derecho que le da su enemistad hacia Cuba, no es incoherente que el gobierno de los Estados Unidos de América autorice licencias específicas y después lo presente como argumento de que no aplican un bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
Sin embargo, resulta nauseabundo que un personajillo nacido en Cuba utilice esa misma explicación en sus andanzas por las redes sociales, y que cuando alguien intenta explicar lo que sucede en realidad, le corta la transmisión.
Actualmente el “influencer” como se cree que es y se hace llamar, lanza sus andanadas verborrágicas, con un procedimiento muy reiterado por él, consistente en acusar, acusar, acusar, no ofrecer pruebas y si en algún momento nota que la verdad puede abrirse paso, cambia el tema y formula otra acusación.
Cuando acusa o hace “sus denuncias”, nunca aporta argumentos y cuando aparentemente lo hace, son apoyadas en otras “denuncias” o apela repetir lo mismo que dicen una y otra vez desde el gobierno de los Estados Unidos.
Recientemente tildó al gobierno cubano de fallido, y cuando alguien llamó a su programa para decir que efectivamente, hay errores y deficiencias, pero que el escollo principal es el mal llamado embargo, ¡se acabó la libertad de expresión!
Interrumpió indecentemente con la verborrea de la impotencia, y aseguró que hay una extensa lista de hechos demostrativos de que no hay bloqueo, sino que Cuba es mala paga, que no tiene dinero para pagar y por eso nadie le vende.
Atropelladamente le salieron las palabras: No hay ningún bloqueo porque cuando hay dinero se les vende como es el caso de los pollos que se están comiendo allá, eso va de aquí de los Estados Unidos.
Seguidamente continuó con la siguiente idea: los barcos llegan a puerto cubano, y no dejan la mercancía hasta que Cuba no pague, pues temen que después de descargarla, no puedan cobrar.
Todo parece indicar que el personajillo presintió que iba a recibir una contundente explicación, y sin más miramientos, lo sacó del programa lanzando todo tipo de acusaciones contra personas como esa a la que él había violado su derecho a expresarse.
Tal vez, esa persona iba a explicar que hay excepciones como las de los pollos, para lo cual es necesario tramitar licencias específicas, después de fuertes acciones por parte de los agricultores estadounidenses para realizar esas ventas.
Pero no solo hay que pedir licencia, sino que es unidireccional, no hay comercio porque ese es un acto en el que quien compra, también vende, lo cual no ocurre en el caso de la adquisición de pollo por parte de Cuba, que no puede ofertar nada.
El bloqueo no termina ahí, pues Cuba no puede acceder a créditos ni siquiera de los propios vendedores, y el pago debe ser anticipado y total, pero tampoco se trata de un camino expedito el de abonar la deuda, pues hay que realizar trámites bancarios que también son obstaculizados y demorados por el bloqueo.
Por si fuera poco, los barcos no pueden ser ni siquiera cubanos, por lo cual tienen que ser estadounidenses que una vez descargada la mercancía, retornan vacíos con todos los perjuicios que esa condición provoca.
En resumen: A esas tácticas de agresiones mediáticas hay que buscarles formas adecuadas de respuesta porque son acusaciones que se hacen con breves palabras, pero contestarlas requiere de mayor extensión y tiempo, algo no tan fácil en redes sociales.
Frente a un ataque rápido con 13 palabras como “ustedes son un estado fallido, y los apagones no son culpa del bloqueo” se requiere argumentos que necesitan más de una decena de vocablos para explicar que se trata de excepciones que confirman la regla. De este tema, hablaremos en próximas Guaguas.
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