Montado una bicicleta, de vez en cuando, por las calles habaneras, se escucha el pregón de un joven: ¡Compre sus flores, compre sus flores! Tiene que recorrer kilómetros para vender toda la hermosa mercancía, y no es que a las personas no les gusten las flores, sino que se han encarecido mucho y la mayoría de la gente prefiere coger el dinero para comer. Intentamos entrevistarlo, pero dice que no, su nombre no puede aparecer porque no está legalizado.
Como dicen algunos, el trabajo por la izquierda es una alternativa que en estos tiempos deja muy buenos dividendos. Pedro Quesada, un experto albañil, cuenta que siempre que puede, ejecuta uno que otro trabajo. “Mi oficio me lo permite, siempre existen personas necesitadas de realizar un arreglo en su casa —comentó y aclaró que lo hace fuera de su horario laboral—. Aunque me da mayores ingresos que por el Estado, no me garantiza mi jubilación”.
En el entorno laboral cubano, el empleo informal hoy es una realidad que salta a la vista. Muchas son personas jóvenes, otras no tanto. Distante, en Matanzas, ocurre algo similar. A Karla le ha sido difícil consagrarse en un solo lugar. Busca una remuneración buena, así que se las ingenia para cumplir con sus turnos como dependienta en la cafetería de una mipyme, como cosmetóloga en un salón de belleza y como gestora de venta online en la agencia 89 Millas, actividad esta un poco más flexible.
Con ninguno de estos lugares posee una relación laboral legal. “Tengo 19 años y trabajo desde que terminé de estudiar en la Escuela Vocacional. Debía ayudar a mi mamá y a un hermanito pequeño”.
En entrevista con Ariel Fonseca Quesada, director general de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), expresó que, desde hace dos años, en el referido ministerio fue creado un grupo de trabajo, a partir de la implementación del proyecto Promoción y Acceso a Empleo de Calidad, en el cual participan investigadores y decisores. El diagnóstico realizado permitió definir los principales problemas que en los últimos tiempos afectan la dinámica laboral en el país.
Dijo que si bien en Cuba, durante décadas, la mayoría de la población económicamente activa estuvo vinculada con el Estado, luego del llamado período especial comenzó a manifestarse el empleo informal, el cual se ha visibilizado más en los últimos años a partir de la flexibilización y ampliación del sector no estatal de la economía.
Al abordar el concepto de ocupación informal, explicó que se considera “todo trabajo por remuneración o beneficio, carente de vínculo con la seguridad social, según su condición de propietario o asalariado, tanto dentro como fuera del sector informal”.
Añadió que se asume como rasgo definitorio “la no garantía de la pensión por jubilación o edad, asociada al trabajo en la ocupación”.
Señaló el directivo que con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación (ENO) del año 2023, por primera vez Cuba cuenta con información oficial acerca de la informalidad en el empleo, cifra que está en el 20 % del total de ocupados. En ese sentido, el 23 % se concentra en el sector agropecuario; en tanto, en las provincias de La Habana, Camagüey y Santiago de Cuba, se agrupa el 40 %.
Formalmente informales
Aunque no está en la plantilla, Pedro, de 34 años, lleva casi 24 meses en una panadería de la ciudad de Matanzas. “Son mil 500 pesos por día, y, a veces, un poco de aceite. Lo malo es el horario, siempre de noche, para evitar inspecciones, y sin derecho a vacaciones. Son las reglas. No me quejo, necesito dinero y esto me lo da”.
Rogelio Leyva Castellanos, al frente de la Esfera de Asuntos Económicos del Secretariado Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en territorio yumurino, apunta que durante inspecciones realizadas se han constatado personas ajenas a determinados centros prestando servicios, lo mismo en panaderías, en un establecimiento cárnico e incluso hasta en instalaciones hoteleras.
Enfatiza que esta relación de empleador-empleado, sin la mediación de contratos escritos o verbales, es frecuente en la Agricultura, con los llamados eventuales vinculados con usufructuarios, y también, en los trabajadores por cuenta propia (TCP), que subdeclaran fuerza laboral.
“Dondequiera que se dé este fenómeno, además de perjuicios y el estado de indefensión en que caen las personas, hay un aspecto para no ignorar y es el hecho de que se produce una implicación directa en la tasa de ocupación del país, y ello falsea la estadística”.
Ahí está la encrucijada, observa Carlos Ripoll, presidente de la Asociación de Economistas y Contadores (Anec) en el municipio de Matanzas. “La persona no registrada gravita el desempleo e incide en un aumento de la inflación, además de atentar contra el producto interno bruto, porque ese dinero que se percibió no respalda ingreso alguno, como consecuencia de la creación de riquezas”.
Lo informal también supone una carga para el Estado, recalca Ripoll. “Si un trabajador se accidenta o enferma, e ingresa en un hospital, los gastos recaen en el presupuesto del país, sin que en ello haya un respaldo de la seguridad social por este ciudadano y eso agrava la economía”.
“En el Centro de Estudios y Superación Posgraduada de la filial provincial de la Anec, en cada encuentro siempre les insistimos a los nuevos actores económicos la conveniencia de establecer relaciones contractuales, porque nos llama la atención la insistencia por hacer lo contrario”, afirma el director Ligio Barrera Kahli.
A juicio de Leyva Castellanos, las nuevas modificaciones para el sector no estatal, no solo deben propiciar una disminución de esta informalidad, sino que pondrán a los trabajadores en condiciones de exigir un contrato con el empleador, y entonces percibir los beneficios de la seguridad social, vacaciones, horario justo.
De lo que no queda duda alguna es del reto del movimiento sindical de estar al tanto de situaciones de esta naturaleza, para prevenirlas, combatirlas y denunciarlas, y en ello mucho podría ayudar la afiliación en los no estatales, algo que, por ejemplo, anda muy mal en el municipio de Matanzas, donde solo está sindicalizado el 12 % de un potencial de 15 mil 149.
Reto en estos tiempos
“Soy como un pulpo —expresa jocosamente Jorge mientras vende bocaditos de helado bajo el tórrido sol de septiembre, en una de las calles del municipio capitalino de Playa—. Aquí donde me ves, realizo varias cosas, siempre que puedo: soy plomero de profesión (antes le trabajaba al Estado), de vez en cuando ayudo en una mipyme como cargador, y bueno, vendo bocadito de helado, todo lo que me pueda generar dinerito, es bienvenido”.
La narrativa de cuatro personas se entrelaza con las historias de otros muchos que ejercen un empleo informal en Santiago de Cuba. Una es enfermera intensivista con un abultado currículo que incluye misión internacionalista, maestría y categoría docente; la otra es economista, con más de 10 años de experiencia profesional en una empresa de la gastronomía; ambas decidieron dejar sus respectivos puestos en el sector estatal porque, según refieren, la relación tiempo/esfuerzo laboral vs. salario mensual les resultaba inversamente proporcional.
Ahora la primera se dedica a la repostería; la segunda es manicurista. Lo hacen puertas adentro de sus viviendas, sin registrarse como TCP. Coinciden en sentirse a gusto con el cambio, menos estrés y más ingresos, aunque están conscientes de que no están acumulando dinero para su jubilación. En el futuro, puede ser un problema.
Otros dos muchachos, con menos de 30 años, quienes también andan “por la izquierda” en materia de empleo, decidieron brindar servicios de transportación por moto sin inscribirse en el registro del contribuyente como trabajadores contratados por un TCP.
Conocidos popularmente como pilotos, uno de ellos se desempeñó en el servicio de seguridad y protección de una importante industria de Santiago de Cuba, pero prefirió dejar a un lado las malas noches; el otro terminó estudios en la enseñanza politécnica, cumplió con el Servicio Militar Activo y a pilotar se ha dicho.
Yisel Fernández Sánchez, jefa del Departamento de Empleo Estatal de la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social en este suroriental territorio, comentó a Trabajadores que es innegable que no son pocos los que hoy van del ámbito estatal al privado, de manera formal algunos, en tanto otros se emplean informalmente, sin registrarse como cuentapropistas o trabajador contratado.
No sin razón, Rafael Guevara Chacón, funcionario de la Esfera Económica de la CTC, reconoció que es complejo tener un control del trabajo informal, porque hay muchas maneras de hacerlo.
“Para el sindicato es muy difícil llegar a ellos. En los cambios que se están realizando en el Código de Trabajo habrá que pronunciarse sobre esto, porque incluso, la garantía de los derechos de los trabajadores en los negocios del sector privado todavía está muy endeble.
“En algunos lugares hay personas que trabajan, hasta sin un salario, en instalaciones estatales, como es el caso de los cuidadores de baños, parqueadores, cuyos ingresos son lo que sean capaces de ganarse con ese servicio”, afirmó.
Tal como aseveró Leobanys Ávila Góngora, miembro del Secretariado Nacional de CTC, en el programa Cuadrando la Caja, de Cubadebate, “estos son temas que debemos seguir revisando. El principal reto es lograr que esas personas se incorporen al trabajo formal, porque evidentemente acceden a un grupo de protecciones que están legalmente establecidas”.
Por otra parte, acotó que se dan muchos accidentes laborales en el sector informal y no hay ninguna protección, ni de las instituciones que tienen que ejercer esa posición ni del propio empleador, porque no hay un contrato. Simplemente, usted se enfermó, se accidentó, va para su casa y pierde el empleo y mañana yo, el empleador, pongo a otro trabajador.
En Santiago de Cuba, junto a los empeños de la dirección de Trabajo y Seguridad Social a favor de la legalidad en el empleo, anda también el quehacer de la organización sindical.
Inalvis Ayarde Guevara, miembro del Secretariado Provincial de CTC en el territorio, comentó que, a la par de la preocupación por las violaciones a los derechos del empleado, está la ocupación de intercambiar con personas que están en la informalidad, y con aquellos que los mantienen laborando en tales condiciones.
En ese sentido, desarrollan ferias de empleo y oportunidades; se hacen acciones dentro de la comunidad donde se integran diferentes entidades y organizaciones (dirección de Trabajo, CDR, FMC, CTC, trabajadores sociales), para acercar las propuestas de plazas y caminos de legalidad a quienes no lo tienen.
“A la CTC y sus Sindicatos nos falta llegar a muchos, pero con aquellos con quienes dialogamos les referimos lo que significa para su presente y su futuro ejercer un empleo informal.
“A corto plazo está el no tener un contrato donde se pacten cuestiones básicas como vacaciones, licencia de maternidad o respaldo salarial en caso de un accidente de trabajo; a largo plazo está el no acumular años de servicio y quedar sin garantías para su jubilación.
“Algunos comprenden el razonamiento, rectifican y salen de la informalidad, otros expresan conocer las implicaciones, pero prefieren ignorarlas, algo verdaderamente lamentable que se convierte en un reto para los sindicatos”.
No estar de brazos cruzados
Ariel Fonseca Quesada, director general de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), manifestó que no están de brazos cruzados. El organismo está enfrascado en un grupo de acciones dirigidas a reducir los niveles de informalidad en el empleo y promover un cambio de enfoque, orientado a que la persona no se ponga en un estado de vulnerabilidad voluntaria al no generar derecho a la seguridad social.
Subrayó que los Decretos Leyes aprobados recientemente por el Consejo de Estado sobre el ordenamiento jurídico para las formas de gestión no estatal, refuerzan las disposiciones para disminuir esta problemática. “A partir de que se precisan sus obligaciones para con las personas que contratan; se limitan los contratados del trabajo por cuenta propia hasta tres personas, incluidos los familiares, y se refuerzan las contravenciones y medidas para enfrentar las violaciones en materia de contratación y la presencia de trabajo informal.
Añadió que al cierre de junio del 2024 se habían impuesto un total de 79 mil 597 multas por las autoridades facultadas, de estas, 19 mil 349, por estar ejerciendo de manera ilegal la actividad. Ahí estuvieron más representadas las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Villa Clara, Las Tunas y Santiago de Cuba.
“En el sector agropecuario, que agrupa el 23 % de los trabajadores informales, según los resultados de la ENO 2023, se puso en vigor el Decreto Ley 80 Del régimen especial de seguridad social del sector agropecuario y forestal, que incorpora nuevos sujetos y alcanza el 100 % de cobertura en el sector”, alegó.
Entre otras acciones, también se desarrolla un proyecto de conjunto con la Universidad de La Habana, como parte del Programa Sectorial, aprobado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba al MTSS, con este tema: Informalidad socioeconómica, y laboral. Dinámicas estructurales, relaciones y representaciones de las prácticas económicas informales en los espacios económicos cubanos.
La batalla se inició. Es tiempo ya de que la legalidad se haga presente y se cumplan las políticas establecidas para la protección de los trabajadores. El desamparo, en el orden de las garantías laborales, al que ahora se enfrentan los que se apegan al empleo informal debe ser el acicate para quienes tienen como misión ordenar tal asunto.
*Aclaración: Los entrevistados aparecen sin sus apellidos, respetando su voluntad.