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La caña bajo la espada de Damocles

A juzgar por la situa­ción actual son rea­les las amenazas que penden, como espada de Damocles, sobre la sostenibilidad de la producción agroazu­carera en la provincia de Las Tunas, uno de los territorios con mayores poten­cialidades en esta actividad esencial para la nación.

Y es que las plantaciones cañeras decrecen a un acelerado ritmo como consecuencia de reiterados incum­plimientos de los planes de siembra y de las atenciones culturales a esos cultivos, en lo que inciden las cono­cidas limitaciones de recursos e in­sumos, pero persisten, además, obs­táculos subjetivos.

He aquí algunas manifestaciones: la mayoría de los trabajadores desco­nocen las 93 medidas aprobadas para salvar la agroindustria azucarera y existe resistencia a la creación de los colectivos laborales, cuyos objetivos apuntan a la eficiencia y al mejora­miento de los ingresos salariales en co­rrespondencia con los resultados.

También en estos días las persis­tentes lluvias causan daños sobre áreas roturadas sin las simientes deposita­das, a las que hay que devolverles aten­ciones y urge cambiar esa estrategia e ir surcando y plantando.

La combinación de esos factores pone en peligro el futuro de esta ac­tividad en una provincia que todavía mantiene cuatro ingenios con posibi­lidades de hacer azúcar y asegurar la obtención de derivados.

En la última campaña de siembra de primavera solamente se plantó el 38 % del plan, y el ritmo actual de la de frío, en la que está inmerso el sec­tor, tampoco satisface las metas.

Durante el período diciembre 2020-junio 2024 el decrecimiento cañe­ro ascendió a más de 33 mil hectáreas (ha), que significa un 48 % del fondo de tierra destinado a estas plantaciones que se extiende sobre 96 mil 902,1 ha, y ya suman un total de más de 55 mil ha vacías, el 58 % de la tierra asignada a este cultivo.

En esa etapa todas las empresas agroindustriales azucareras locales exhiben una desfavorable situación, pues Colombia decreció en un 78 %, Amancio (66 %), Antonio Guiteras (41 %) y Majibacoa (50 %).

Sin desconocer el desafío que significa para el uso de la meca­nización agrícola la falta de com­bustibles, lubricantes, neumáticos, baterías y otros recursos es posible hacer más.

Así piensan las máximas autori­dades del Partido y el Gobierno en la provincia, y junto al grupo AzCuba, el sindicato y los trabajadores bus­can alternativas para cambiar la si­tuación.

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