A la prestigiosa etnóloga y especialista en religiones afrocubanas, Natalia Bolívar (La Habana, 16 de septiembre de 1934-9 de noviembre de 2023), también pintora y escritora, estuvo dedicado el espacio El elogio oportuno, que cada mes conduce y dirige el crítico literario y periodista Fernando Rodríguez Sosa en la capitalina librería Fayad Jamís para reconocer a autores, libros e instituciones culturales; así como en ocasión de efemérides que cumplen aniversario cerrado en el transcurso de un año.
El encuentro, inspirado en un aforismo expuesto por José Martí en su texto publicado en el periódico Patria el 3 de abril de 1892 bajo el título de Sobre los oficios de la alabanza, en esta ocasión evocó el aniversario 90 del natalicio de Natalia; cita en la que la poetisa, dramaturga, ensayista, periodista y traductora, Nancy Morejón, se refirió fundamentalmente a unos poemas de ésta dedicados a Haití y que fueron publicados por Ediciones Vigía, con prólogo de su autoría, tras el regreso de la Bolívar de un viaje a ese país caribeño; algunos de los cuales leyó ante el numeroso auditorio congregado en la céntrica librería de la calle Obispo, en la Habana Vieja.
El poeta, ensayista e investigador David López Jiménez rememoró que hace algunos años conoció a la destacada intelectual y relató que encontrándose de visita en Nueva York un coleccionista de arte africano le envió con él una pieza de gran valor. Él no la conocía y a partir de entonces hicieron una gran amistad. Ella le dijo que podía contar con sus archivos; los cuales le han sido de gran utilidad como estudioso de la obra de Fernando Ortiz, la que, dijo, posee vasos comunicantes con la de la gran etnóloga cubana.
La destacada editora y periodista, Natalia del Rio Bolívar, Natacha, hija de la autora de obras tan populares como Los orishas en Cuba (Editorial José Martí, 2014 y 2017), habló del proceso de creación de su madre; así como del valor patrimonial de sus archivos, mucho de los cuales actualmente son rescatados por ella. También se refirió a la próxima publicación de sus memorias inéditas.
La acreditada editora de la Editorial José Martí es coautora de muchos de los libros de la Bolívar, y durante su emotiva intervención se refirió a anécdotas de carácter personal, por ejemplo cómo escribía y cómo era la labor de coautoría con ella. Recordó que siempre discutían mucho, pero que su voz era la de más experiencia. Natacha dijo que uno de los libros que más le gusta es Lydia Cabrera y su laguna sagrada.
Entre las frases de encomio, sobresalieron las que resaltaron aspectos de la vida y obra de quien, inspirada en Cuba y su pueblo, develó en sus creaciones el ADN que nos distingue y nos contagió con su gran orgullo de ser portadora de genuinos valores de nuestra identidad.
Asimismo se precisó que varios de los libros publicados por la prolífica autora vieron la luz bajo el sello de la Editorial José Martí; títulos entre los que se encuentran, además, La muerte es principio, no fin; Quintín Bandera (2008); Santa Bárbara-Changó: ¿Sincretismo religioso? (2011, 2016); y La comida afrocubana. Mitos y leyendas (2015); por solo mencionar algunos de los recordados en este emotivo encuentro, amenizado, además, por las voces de Daysi Brau y Obareanlé, cercanos también a Natalia Bolívar.
En los minutos finales, los presentes dedicaron un emotivo aplauso a la fértil vida y la obra de esta mujer que fue, es y será siempre «Cuba», como ella misma se definió y como lo demostró durante toda su existencia.
Con anterioridad, Fernando Rodríguez Sosa le había dedicado a Bolívar Aronte, espacios de su proyecto en la Librería Fayad Jamis, entre estos cuando Natalia cumplió los 80 y 85 años, respectivamente; y también la invitó en una ocasión en que compartió con Nancy Morejón y Rogelio Martínez Furé.
“He tenido el privilegio de conocer y trabajar con grandes intelectuales y artistas cubanos que han aportado mucho en mi formación y obra. Realmente me siento satisfecha de haber aportado ‘algo’ a la cultura cubana y no creo que el tiempo me dé para todo lo que me falta por hacer”: así me había expresado, en marzo de 2021, durante una de sus últimas entrevistas con la prensa, Natalia Bolívar, fallecida a los 89 años de edad.
Descendiente de la estirpe de Simón Bolívar, Natalia desarrolló una ferviente actividad como revolucionaria. Entre sus inolvidables momentos durante la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista recordaba “la unión tan estrecha que existía entre todos, hombres y mujeres conspiradores”. El 18 de julio de 1958 fue detenida, fichada, interrogada y torturada en el Buró de Investigaciones.
Conocida por sus grandes aportes en las investigaciones sobre la religión yoruba, de las que surgió su célebre libro Los orishas en Cuba, Natalia era de esas personas que, una vez conocidas, jamás pueden olvidarse. Fue directora del Museo Nacional de Bellas Artes y participó en la creación y dirección de los Museos Napoleónico, de Artes Decorativas y Numismático. Fue una de las escritoras más leídas y seguidas por los lectores de nuestro país. Recibió el Premio del Lector, de la Editorial José Martí, por su obra La sabiduría de los oráculos. Como pintora, realizó varias exposiciones personales.
Afirmaba, que la cultura cubana es “una efervescencia de pensamientos que se ligan con colores y mucha música”. Y para ella era “un gran honor el haber nacido, vivido, sufrido y gozado en esta tierra. (…) y si la reencarnación existiera, quisiera renacer en Cuba”.
Nacida en La Habana el 16 de septiembre de 1934, recibió la Distinción por la Cultura Cubana y fue miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.