La mala fama del folletín en determinados círculos intelectuales tiene claros asideros: la inmensa, casi inabarcable producción de mala literatura para entretener a gente sensible y aburrida. Pero el primer impulso es siempre botar el sofá por la ventana. Nadie debería olvidar que grandes clásicos de las letras universales se publicaron por entregas en los periódicos decimonónicos. Y de ahí bebió la radio. Que se haya bombardeado indiscriminadamente a generaciones completas de cándidos oyentes con dramones de pésimo gusto no significa que no pueda haber radionovelas de excelencia. Y Joaquín Cuartas —el más reconocido de los dramaturgos radiales cubanos del momento— lo ha demostrado con creces. Quien lo dude, que escuche Amores en subasta, su propuesta para el espacio Tu novela de amor, de Radio Progreso (10:45 a. m., de lunes a viernes).
Cuartas parte de los recursos clásicos del género para reinventarlo, en una apuesta que no llega a ser iconoclasta, porque reconoce el gran aporte del melodrama a la cultura popular.
La trama se articula en torno a personajes que leen un folletín en la prensa, sin ser conscientes de que esa novelita narra en alguna medida su propia historia.
Por supuesto que no es un recurso novedoso, pero en Amores en subasta funciona perfectamente. El guiño al radioyente deviene un juego constante de espejos, que el escritor remarca a golpe de peripecias.
Al final la narrativa desafía las convenciones del melodrama, sin negarlo. El talento de Cuartas para manejar los resortes del género se expresa en la habilidad para crear personajes con nervio y carne, situaciones extremas y puntos de giro sorprendentes.
Hay mucha novelería, aunque el autor no solo se limita a contar una historia de amores y desamores. Con humor a veces cáustico, Cuartas cuestiona y emplaza los propios clichés de la radionovela clásica. Es el enfoque lúdico que ha marcado el estilo del autor, que coquetea con las expectativas de algunos oyentes (al final, esta es una historia pletórica de pasión y traiciones), y al mismo tiempo desarma las convenciones del melodrama en una especie de reensamblaje.
Una constante de ese estilo es el narrador omnisciente, que no se conforma con ubicar en tiempo y espacio; también comenta, emite juicios, desdramatiza y vuelve a dramatizar, interactúa con los personajes y con el oyente… y así aúna ficción y pretendida realidad.
La puesta de la radionovela, a cargo de la actriz y directora Yumary Cruz Carballo, honra la profesionalidad histórica del espacio en el que se transmite. El elenco está a la altura, recrea los matices y comprende las lógicas del relato.
Quizás se haya pecado de extrema contención a la hora de musicalizar. Uno espera en una radionovela de Cuartas un torrente musical: sinfónico, operático… Esas melodías de sencilla concreción instrumental con que se acompañan las escenas le restan grandilocuencia al entramado. Y el autor nunca le ha temido al barroquismo… porque ha sabido siempre meterlo en cauce. Ahí, de hecho, radica su visión.
Quizás estemos ante una estrategia para conectar con la audiencia contemporánea, habría que preguntarle. En momentos en que la radio compite con múltiples plataformas y formatos, Amores en subasta ofrece una experiencia que apela tanto a la nostalgia de los tiempos dorados de la radionovela como a la innovación.
Joaquín Cuartas se las arregla para equilibrar estos dos ámbitos con destreza admirable. No se trata de rechazar un formato, sino de blindarlo con creaciones contundentes. Con Amores en subasta, Cuartas no solo reafirma su más que reconocido magisterio, sino que también invita a potenciales oyentes a redescubrir, en tiempos de teléfonos móviles y multimedia, el íntimo y sinuoso encanto de la radionovela.