Icono del sitio Trabajadores

A “Chapi” le quedan 10 años para jubilarse, pero…

Cada día tiene para él una nueva tarea. Se necesitan ómnibus disponibles para transportar a la población habanera, por lo que cuando uno se rompe no hay momento para el descanso.

 

 

Israel (Chapi) Sánchez lleva 19 años en la terminal Palatino perteneciente a Ómnibus Urbanos de la Empresa Provincial de Transporte de La Habana.

En estas casi dos décadas, su labor como chapista ha devuelto a la vida a una parte de los carros que hoy transportan pasajeros en la capital cubana.

“La tarea principal es la revisión técnica diaria de los ómnibus para su posterior disponibilidad. Ahora mismo, por ejemplo, llegó uno que estaba en funcionamiento, pero necesita chequeo de los niveles, el apriete de la tornillería, etc”.

Desde el año 2006, esas son actividades comunes para Israel. Por aquel entonces se presentó a esta Terminal y fue aceptado para trabajar como chapista. Fui adquiriendo la técnica, pasó un curso con técnicos chinos y cubanos y aprendió a tratar con los carros de nueva adquisición, solo disponibles en La Habana.

Israel estudió chapistería entre 1984 y 1988, en el Tecnológico de Ciudad Libertad, pero eso de trabajar en el área de la transportación le viene de familia, asegura. “Mi papá era mecánico de ómnibus nacionales, así que lo llevo en la sangre”.

“Cuando se rompe un carro, hay que salirlo a buscar y arreglarlo, siempre que sea posible. Con lo poco que tenemos intentamos salir adelante, pero de que nos hacen falta piezas, nos hacen falta, y también mucha colaboración”, explica Israel.

El 2023 fue bastante crítico en ese sentido, recuerda. “Cada vez que la empresa trae partes y piezas lo primero que se hace es ponerlos a disposición del pueblo, más no está nada fácil”.

Lo mejor de su trabajo, asegura, es que todos son una familia. “A ómnibus de otras terminales cuando podemos también le prestamos servicios. Aquí trabajamos como un equipo y no hay horario. Hemos estado hasta las 11 de la noche con la directora al frente para que salgan dos o tres carros al otro día”, apunta.

En ese accionar, los chistes y la música casi nunca faltan. “Mira, a mí, por ejemplo, me dicen Chapi”.

Israel no duda en aseverar que su trabajo le apasiona. “Es lo que sé hacer. Me quedan 10 años para retirarme, pero si puedo seguir, seguiré, hasta que la fuerza me dé”.

Compartir...
Salir de la versión móvil