Icono del sitio Trabajadores

La transformación del fútbol cubano

«Al fútbol se juega con el cerebro» dijo una vez Johan Cruyff, el revolucionario del balompié mundial. Y si bien no le faltó razón al genio holandés, debió añadir que el uso de las buenas maneras comienza desde mucho antes de pisar la cancha. En nuestro lado de la geografía, nos costó entender dicho precepto durante mucho tiempo.

Como bien acotaba Cavafe, uno de los primeros legionarios del fútbol cubano: “en CONCACAF se juega un poco más desordenado, con cierta libertad entre los jugadores, un poco más de chispa y libertinaje”. Algo diferente a Europa, no necesariamente malo, pero si perjudicial en la percepción del mundo sobre nosotros. Sin embargo, en los últimos tres años el fútbol cubano está experimentando una transformación significativa, impulsada por el talento emergente, las contrataciones de jugadores en el exterior y el creciente interés internacional, ofreciendo una nueva esperanza para el futuro del deporte en la isla.

Del football convertido en balompié y luego en fútbol

Hace 112 años rodaba el balón oficialmente por primera vez en una cancha cubana, eran los primeros años de la neocolonia y la práctica de este deporte se hacía esquiva para los nacionales, quienes tampoco eran los máximos conocedores. Los amos y señores eran los españoles, los cuales reunidos en asociaciones y clubes referentes a su ascendencia o lugar de origen disputaban partidos en lugares totalmente elitistas.

La patada gallega, como fue nombrada por nosotros, comenzó como un símbolo de la clase ibérica a la cual habíamos profesado la guerra pocos años antes. Pese a ello, el deporte es capaz de trascender cualquier tipo de problema y con el paso de los años, cada vez más cubanos se fueron sumando a la práctica. El auge ocurrió después de la construcción de los primeros campos oficiales en los años 20 (Campo Armada, Campo Polar, Stadium La Tropical) y la participación de los Leones del Caribe en el Mundial de 1938.

A partir de ese momento el balompié formó parte de la identidad descrita por Fernando Ortiz, siempre en un segundo plano por detrás de otros deportes como el béisbol. No obstante, el público futbolero siempre ha sido fiel y personas interesadas en la práctica también han existido siempre. Tan así que tras el Triunfo de la Revolución, persistió el interés por hacer evolucionar a la causa y se logró de cierta forma, pues es durante la segunda mitad del siglo XX cuando la selección nacional obtiene sus mejores resultados internacionales, así como a nivel de clubes.

Con el inicio del milenio se mantiene la tónica, incluso se prioriza la figura de una dirección técnica avezada sobre otros conceptos. Parecía llevar un motor impulsor directo al salto a la élite, pero no fue así. Y es que a lo largo de la historia el fútbol se ha visto lastrado por los mismos inconvenientes una y otra vez: problemas en la infraestructura, errores graves dentro de la Asociación y en los últimos tiempos, una mentalidad acomodada y poco ganadora.

Resulta increíble a veces pensar como con mecanismos tan autodestructivos, el balompié ha sobrevivido un siglo y actualmente se muestra en un proyecto de nueva generación que ilusiona a un país con el fútbol.

 Y se juntó la tierra de por medio

Si una fecha quedará grabada en la historia de este deporte será el 24 de marzo de 2021, cuando por primera vez una selección nacional cubana convocó en sus filas a jugadores residentes en el exterior sin un contrato amparado por la AFC. Futbolistas como Onel Hernández, Raiko Arozarena, Jorge Luis Corrales y Dairon Reyes son ejemplos claros del potencial de los llamados legionarios.

Onel Hernández, quien ha dejado su huella en el fútbol inglés, ha demostrado ser un jugador versátil y talentoso, capaz de influir en el juego de su equipo. Su éxito en Europa no solo inspira a jóvenes futbolistas en Cuba, sino también resalta la calidad que puede surgir de la isla. Asimismo Raiko Arozarena, conocido por su carrera en la segunda división de Estados Unidos, ha sido fundamental para elevar el perfil del fútbol cubano en el extranjero, de la misma forma lo hacen Jorge Luis Corrales y Dairon Reyes, quienes han aportado experiencia y habilidades esenciales para el crecimiento del equipo nacional.

A medida que estos jugadores han sabido consolidar su lugar en el fútbol internacional, también se está viendo un resurgimiento de talentos emergentes dentro de Cuba. Futbolistas jóvenes como Karel Pérez están comenzando a destacarse y a ser reconocidos tanto a nivel nacional como internacional. La combinación de la experiencia de los legionarios y el talento fresco de la juventud es crucial para revitalizar el deporte en la isla.

La nueva generación no solo es capaz de aportar nuevas habilidades al campo, sino también de representar la esperanza de un futuro más brillante para el fútbol local. Su éxito puede ser un catalizador para atraer más atención y recursos hacia el desarrollo del deporte, creando un ciclo positivo que fomente aún más talento.

Del terreno baldío a los nuevos frutos

El fútbol cubano está viviendo un momento de renovación, y jugadores como Luis Javier Paradela, Karel Espino y Romario Torres están a la vanguardia de esta transformación. El primero, conocido por su velocidad y habilidad en el regate, ha sido un pilar en el ataque cubano. Su capacidad para desbordar defensas y crear oportunidades ha sido clave en su éxito en el Saprissa, el club más importante de la liga de Costa Rica.

De igual forma, Karel Espino, un mediocampista talentoso, ha aportado creatividad y visión en el centro del campo del Comunicaciones FC de Guatemala. Por su parte, Romario Torres llegó a un histórico como el Nacional de Montevideo, uno de los “dinosaurios” del fútbol uruguayo. Estas contrataciones promovidas con el apoyo de la AFC han generado un interés en las selecciones del área para topar con Cuba, colocando en el ojo regional nuevamente a la nación.

El fútbol cubano tiene una rica historia que incluye enfrentamientos memorables con algunos de los mejores clubes de América. En épocas pasadas, equipos como Boca Juniors y, durante la era neocolonial, incluso el Real Madrid y el Atlético de Madrid visitaron la Isla, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva de los aficionados.

La nostalgia por esos días dorados resuena en cada partido amistoso que se juega hoy. Sin embargo, debido al auge actual, fueron destacables los amistosos ante dos potencias del área como Uruguay y Chile antes de la Copa Oro. Pese a las derrotas en ambos encuentros, la transmisión por Tele Rebelde de los partidos significó un avance positivo en las inteciones mediáticas del deporte. Sumado a ello, cada vez más equipos están mirando hacia Cuba en busca de jugadores con potencial y escenarios como esos choques se traducen en una vitrina para nuestros jugadores.

Al fútbol se juega con cerebro, pero desde la dirección

La continuidad en la dirección técnica es fundamental para el desarrollo del fútbol, y el ciclo de Pablo Elier Sánchez en la selección cubana es un claro ejemplo de esto. Durante sus cuatro años de gestión, el pinareño aportó estabilidad y una visión táctica más audaz, alejándose del enfoque defensivo que había predominado hasta ese momento. Su trabajo en la convocatoria de jugadores legionarios fue crucial para elevar el nivel competitivo del equipo, lo cual generó esperanzas entre los aficionados.

Con la salida de Sánchez, surgieron dudas sobre el futuro del equipo, llevando a la elección de Yunielys Castillo como nuevo director técnico. El espirituano, quien había tenido éxito con la selección sub-20, asumió el reto con optimismo, pero su decisión de realizar cambios drásticos en convocatorias y tácticas ha generado incertidumbre y cuestionamientos entre aficionados y expertos. La falta de continuidad ha creado una desconexión entre los aficionados y el nuevo cuerpo técnico.

Desde nuestro entendimiento, es esencial que Castillo encuentre un equilibrio entre su visión y la base establecida por Sánchez. La transición debe ser gradual, permitiendo a los jóvenes talentos desarrollarse dentro de un marco coherente. Solo así se podrá aspirar a un futuro donde el fútbol cubano compita y brille en el ámbito internacional.

A pesar de los avances logrados bajo la dirección de ambos entrenadores, el fútbol cubano aún enfrenta desafíos persistentes que amenazan su crecimiento sostenible. Problemas como el financiamiento insuficiente, la logística deficiente y la falta de infraestructura adecuada son obstáculos incesantes. Sin un apoyo adecuado, tanto a nivel gubernamental como privado, se hace complejo divisar un futuro brillante para este deporte.

Para abordar estos retos, es crucial establecer una estrategia integral diseñada entre inversiones de infraestructura deportiva y programas de formación para entrenadores y jugadores. Además, fomentar alianzas con clubes internacionales podría abrir puertas a recursos y conocimientos que beneficien al fútbol cubano. La creación de un entorno favorable para el desarrollo del deporte no solo beneficiará a los futbolistas, sino también contribuirá al crecimiento social y cultural del país. La continuidad en la dirección técnica, combinada con un enfoque proactivo hacia la resolución de desafíos estructurales, puede marcar la diferencia en el futuro.

La transformación del fútbol en Cuba va más allá de los resultados; representa una esperanza renovada para nuestra comunidad. Este proceso no solo impacta a jugadores y entrenadores, también une a todos en torno a un sueño compartido. La evolución del fútbol fomenta valores como la disciplina y el trabajo en equipo. El futuro es incierto, pero por qué no soñar con tener una selección mundialista. Las experiencias del proceso entre 2021-2024 sin dudas han sido variopintas y aunque algunas puedan ser más o menos criticables, el objetivo siempre ha estado claro. El fútbol en la Isla es pasión y los Leones juegan con el cerebro, sí, pero sobre todo con el corazón.

Compartir...
Salir de la versión móvil