Hay mucho que aplaudir en la larga trayectoria artística de la primera bailarina Viengsay Valdés, una artista versátil, de fuerte proyección escénica, singular poderío técnico, pujanza indetenible sobre el escenario. El público y la crítica han reconocido esa fibra y esa entrega un sinnúmero de veces.
En la memoria de los más fervientes seguidores de la danza en Cuba seguramente estarán, por ejemplo, sus interpretaciones del ballet Don Quijote. Su Kitri, personaje recurrente, siempre ha sido un gran espectáculo, desde el momento mismo en que aparece en escena.
Su gracia, sus giros, sus equilibrios prolongados, esos fouettés de infarto… marcaron a muchos balletómanos. Y no solo en Don Quijote, pues Viengsay Valdés ha cubierto (y cubre) un espectro amplísimo en el repertorio: desde las evocaciones románticas hasta creaciones de decidida contemporaneidad.
Viengsay nunca se ha amilanado ante los retos. Y ha asumido la profesión como una posibilidad de superación permanente.
Pero más allá de sus credenciales artísticas, existe una dimensión ética y un compromiso que la honran y la distinguen: ha consagrado sus esfuerzos y su talento a la preservación del legado de los grandes maestros fundadores de la escuela cubana de ballet, del Ballet Nacional de Cuba.
Continuidad y renovación —dos conceptos que algunos contraponen— son pilares de su ejercicio al frente de la compañía que antes dirigieron Fernando y Alicia Alonso.
No se trata de asumir la danza como un objeto de museo. Los clásicos lo son por su capacidad de dialogar con el presente; y una compañía nacional también tiene la responsabilidad de abrir espacios para el arte emergente.
En tiempos difíciles, marcados por la emigración de muchos bailarines, de figuras prometedoras, Viengsay Valdés y su equipo han batallado por preservar la dignidad artística de la compañía. Es un deber, pues el BNC es símbolo y patrimonio de la cultura cubana.
Viengsay ha predicado con el ejemplo. Ha permanecido. Y desde aquí ha tendido puentes al mundo entero.
El 14 de septiembre el BNC presentará, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional, la gala dedicada a los 30 años de vida artística profesional de Viengsay Valdés.