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Venezuela: fraude electoral, pero ¿de quién?

La actual crisis política poselectoral en Venezuela es una guerra avisada en el sitio www.aporrea.org des­de el viernes 26 de julio (dos días antes de las elecciones), en información filtrada por “fuentes fidedignas” y re­producida por Trabajadores al mediodía del domingo 28 de julio, durante los comi­cios.

 

Foto: Tomada de laiguanatv

El texto Más datos per­turbadores sobre la opo­sición venezolana, denun­ció que, entre los planes de Estados Unidos y la Unión Europea, estaba crear ines­tabilidad y un ambiente de ingobernabilidad que pro­piciara el no reconocimiento internacional del resultado.

La fuente aseguró que desde Washington también organizaron operadores de redes sociales que difundie­ron la versión del fraude y, como prueba, presentaron audios que supuestamente se habían escapado de los cen­tros de votación en los que anunciaban la victoria opo­sitora antes de la apertura de la jornada electoral.

El guion lo completaría un abortado show en Ca­racas que protagonizarían expresidentes como el ecua­toriano Guillermo Lasso, el mexicano Vicente Fox, el argentino Mauricio Macri, la panameña Mireya Moscoso y otros de la derecha lati­noamericana.

La maquinaria se activó y muchos de los pasos pla­nificados funcionan actual­mente, aunque no con los resultados esperados por los arquitectos de la estrategia que, como la cereza del pas­tel, atacaron la plataforma digital electoral, lo cual oca­sionó retrasos en la consoli­dación de datos.

Ante la ausencia de la información general deta­llada que debe ofrecer el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano, el candi­dato Edmundo González y su manejadora, María Cori­na Machado, decidieron su­plantar al ente oficial y pu­blicar supuestos originales de las actas de las mesas de votación. ¡Craso error!

Obviaron la narrativa opositora de que en las mesas no entregaron a los partidos opositores copias de tales documentos, y por su cuen­ta exhiben en Internet (en la dirección resultadosconvzla.com), estadísticas que aún hoy aseguran la victoria de González con el 67 % de los votos (7,303,480), frente al actual presidente, Nicolás Maduro, a quien le adjudi­can solo el 30 % (3,316,142).

En un simple análisis vi­sual sin experticia alguna, el lector advierte cómo en facsímiles de actas supues­tamente auténticas, hay di­ferencias notables en firmas de las mismas personas, con trazos distintos, y hasta la duplicidad de actas con el mismo código digital.

El sitio español Diario Red realizó una minuciosa labor investigativa a partir de la impostura que Gon­zález y Machado hicieron de las funciones del CNE, y de­tectó múltiples irregularida­des que apuntan a un intento de fraude desde ese sector de la oposición.

Mientras, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) respondió a un recurso de revisión de los resultados electorales presentado por el candidato oficialmente elec­to, Nicolás Maduro, y certi­ficó “de manera irrestricta e inequívoca” el dictamen del CNE, tras un peritaje formal.

“Podemos concluir que los boletines emitidos por el Consejo Nacional Electoral están respaldados por las actas de escrutinios emiti­das por cada una de las má­quinas” de votación, afirmó Caryslia Rodríguez, presi­denta del TSJ, al leer la sen­tencia.

En la continuidad de la campaña sobre el supuesto fraude oficialista, después del veredicto judicial, la CNN publicó:

“Luego de que el CNE anunciara, sin cifras por mesas, que el ganador de la contienda era el presidente Nicolás Maduro, el coman­do de la Plataforma Unita­ria Democrática (opositora) publicó en Internet la que asegura es la copia de más de 80 % de las actas que sus testigos recopilaron en los centros de votación, y que dan como ganador a Gon­zález Urrutia por una con­siderable ventaja en todo el país”.

Llama la atención cómo la práctica de la investi­gación periodística en la prensa internacional no fue aplicada por las grandes corporaciones mediáticas en este caso, y aceptaron las ac­tas publicadas por el candi­dato González como eviden­cia confirmada de que son originales per se.

Igual argumento repiten algunos Gobiernos, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y hasta algún que otro “amigo” de Venezuela que se dejó arras­trar por una campaña pre­meditada, sin preguntar an­tes quién intentó consumar el fraude.

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