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Una voz, dos voces, millones de voces

Cuando aquel obrero se paró en la conferencia municipal para plantear el atraso del pago del salario en su empresa, no solo cumplió el mandato que llevaba de su colectivo como dirigen­te sindical, sino que demostró cuánta fuerza puede tener el 22 Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba para canalizar y resolver problemas reales, sin necesidad de llegar a las sesio­nes finales de abril del 2025.

Una voz es tan importante en este proceso como las de mi­llones de afiliados que han asumido el venidero cónclave cual escenario para dar un salto a lo que más necesita la economía del país: producir y producir con eficiencia, ahorrar recursos y crear riquezas para repartir con menos inflación y más justicia social.

Después de celebradas casi el 58 % de las conferencias muni­cipales programadas, el mes de septiembre será decisivo en el cronograma previsto a este nivel, al tiempo que comienzan las conferencias provinciales por Pinar del Río, el próximo día 20. Asimismo, se iniciará en este noveno mes del año la elección de los delegados directos en 90 centros del país; así como los pre­candidatos a la máxima reunión y al nuevo Consejo Nacional de la CTC que regirá los destinos de la organización desde el 2025. Acto seguido, hacia octubre, estaremos inmersos en el análisis del proyecto de Estatutos.

Hasta ahora hay planteamientos que marcan la vanguar­dia por reiterados y lo imperioso de su solución. Algunos de ellos son la pérdida de capacidad del salario, el funciona­miento y liderazgo verdadero que deben tener las secciones sindicales en cada lugar, los reglamentos para la distribu­ción de las utilidades y las últimas transformaciones apro­badas para el sector no estatal.

Sin que sean menores en su rango de trascendencia, las voces del Congreso han apuntado, además, a temas como la repre­sentación de los Órganos de Justicia Laboral, la producción de alimentos y la entrega de tierra para el autoconsumo, el papel de la ciencia en la actividad productiva, la calidad de las asam­bleas de afiliados y cuánto más se puede hacer, con intenciona­lidad, para la seguridad y salud de los trabajadores, más allá de la compra de los medios de protección que, por cierto, muchas veces ni se presupuesta.

No han sido tampoco despreciables las ideas sobre los enca­denamientos productivos entre todos los actores económicos (con la empresa estatal como predominante); la preocupación sobre la edad de jubilación y la necesidad de concederles más valor a las escuelas sindicales, cantera de los cuadros de la or­ganización y sus respectivos sindicatos.

Más allá de lo que se ha escuchado hasta el momento en las conferencias municipales (y de lo que resta por discutirse) pro­blemáticas como la utilización de las redes sociales para ex­poner la verdad de la Revolución y en particular de la CTC; el trabajo con los jóvenes que ingresan a cada centro o empresa; y la mayor estimulación a innovadores y racionalizadores son dianas sobre las que hacer blanco, con creatividad y compro­miso.

Por Cuba juntos creamos no es un lema para enarbolar sin pen­sar cuánto más puede hacer cada quien con frescura, talento, sacrificio y entrega. La sociedad anda atravesada por amplios procesos migratorios y una fuerte campaña por desmontar lo que la Revolución sí cambió para el bien de su pueblo y, en es­pecial, de sus trabajadores. Es posible convencer y persuadir, sin teque, de los valores sembrados en más de 64 años. Y esa resulta, también, otra huella que debe dejar este 22 Congreso.

Se acerca entonces la penúltima recta de este largo calen­dario. Hace solo unos días definimos que el Congreso es el corazón vital de la organización. Con sus latidos, enseñanzas y realidades nada hará más robusto este proceso que seguirlo haciendo como hasta ahora: leales a los principios de Lázaro Peña y del Líder Histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz. Ellos son luces para iluminar, siempre, verdades. Y hacia ellas vamos.

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