Icono del sitio Trabajadores

Juegos Paralímpicos París 2024: ¿Escribir de emociones… desde la distancia?

Lo juro con ambas manos sobre el pecho. Qué difícil y patético me resulta escribir sobre lo que no veo y palpo. Creo, sin áni­mo de lastimar, al que sí pueda y deba hacerlo, como será mi caso ahora, que roza lo falso, incluso lo triste.

Foto: Calixto Llanes

¿A qué viene esto? Tal vez se pregunte usted. Pues, le res­pondo. Toca subrayar el desem­peño de los cubanos en los Jue­gos Paralímpicos de París 2024, donde otra vez trazarán notas de bellos colores.

Pero, ¿cómo plasmar tan­ta gesta y superación personal desde una redacción, alejada a cientos de kilómetros del lugar de los hechos?

Seguramente, alguien dirá que apoyándome en noticias, declaraciones e, incluso, imá­genes que vía Internet llegan, desde la sede, enviadas por otros.

Es verdad, podría hacerlo. El ritual “creativo” comenza­ría por cerrar los ojos, respirar profundo y acto seguido (con vivencias ajenas, se lo recuer­do) comenzar a teclear inflan­do las velas de la imaginación. Navegaría por mares tormen­tosos, con el desafío de los abordajes, para, al final, llegar a buen puerto repleto de rique­zas espirituales.

El producto, aderezado con algunas palabras sosas, tal vez complazca o plasme su objetivo, mas continuaría en deuda. Se escaparían decla­raciones sinceras, repletas de matices, que darían combus­tible para recorrer un buen número de relatos humanos y terrenales.

El deporte para personas con discapacidad es un planeta bello. Listo y necesitado de ma­yor exploración (ojo, no afirmo que no se haga).

Sus protagonistas bordan líneas capaces de estremecer nuestras fibras más íntimas, e inspiran a quienes han sufrido lesiones y pérdidas gigantes­cas.

Como usted, conozco bien las carencias que nos azotan. Cada día se antojan como una epopeya emocional y física, que mucho nos cuestan. Sin embar­go, deberíamos estudiar más a fondo el asunto. Otra vez re­sulta oportuno sacar cuentas y valorar la necesidad e im­portancia que reviste para una sociedad, que precisa ser más inclusiva y plural, lo vital de robustecer sus esfuerzos co­municativos, en tiempos donde veracidad y lucidez son actores que pesan toneladas.

Casi llega a su fin la estela de triunfos de una generación excepcional en el deporte para personas con discapacidad.

Sus gestas serán recorda­das y continuarán inspirando, pero lastimosamente varias, muy significativas, no han sido registradas en los medios im­presos con todos los tonos y emociones, que se captan en vivo, en voz y acciones de los protagonistas (no certifico que no estén).

Ojalá en el venidero ciclo olímpico la historia sea diferen­te, y las figuras que tomen el re­levo compartan, desde el lugar de los hechos, abrazos, senti­mientos y confidencias notables con la prensa escrita. Será un momento único que el tiempo, la historia y la afición agrade­cerán.

En las próximas jornadas, en predios parisinos, Omara Durand, Robiel Yankiel Sol, Raciel González, Ulicer Agui­lera y otros, encenderán las turbinas de su esperanza y cali­dad para dejar nuevas y felices huellas. Constituirá un gusto resumir sus hazañas. Aún así, me disculpo por adelantado. Resultará algo difícil y hasta patético escribir de emociones, desde la distancia, y con cier­tos tonos de oscuridad. ¿Se lo había comentado ya?

Compartir...
Salir de la versión móvil