Esta historia reportó un duro proceso de escritura. Es una investigación emocional donde se tocan las entrañas de un asunto doloroso. Toda su armadura puede rastrearse desde el dolor de los hechos, cuando comenzaron a sangrar: porque todavía está atorado en los días grises de un pasado que se empeña en seguir presente. Intentas cerrar los ojos para aclarar las ideas, mas no quieres ¡no puedes! Necesitas y te urge escribir… con celeridad. Te hablan y escuchas. Escribes con furia y escribes.
Las líneas también las escribe el tiempo, que se mira al espejo y se ve pasar, desperdiciado, porque todo está como hace un año. El tiempo sabe que la noche no será eterna, aunque los bombillos no brillen y la hierba resulte cómplice de la malicia, aunque algunos giren la cabeza ante una realidad que se desborda en forma de casas “artesanales” construidas con los manuales de la urgencia. El tiempo sabe que se le acusa de destructor, sin embargo, a veces prefiere fantasear con la esperanza de un porvenir con más luz. Nadie lo puede culpar por eso.
El espíritu del dolor
Un ambiente hostil preocupa en la zona de los Tres Picos: La Monumental, los pasos aéreos, la oscuridad, el sexo por dinero, el asalto, «los pajuzos»… Por allí caminan los karatekas cuando van de la Escuela de Combate Ramiro Chirino hasta la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento (Esfaar) Giraldo Córdova Cardín. Una película de terror, dicen algunos.
La escena es propicia para que pase lo peor. En vacaciones todo está algo más tranquilo, pero septiembre traerá nuevas preocupaciones y malos recuerdos que obligan a tomar precauciones.
“Los muchachos han rebasado la situación bastante bien. La psicóloga ha trabajado y está con ellos constantemente. Los he visto evolucionar, inclusive han tenido resultados en competiciones”, afirma Eugenio Alberto Hernández, director de la Escuela de Combate, en referencia a los hechos de asalto y violación que sufrieron los atletas. Aunque sabe que los culpables están siendo procesados, recalca que el tránsito de la Esfaar a la Escuela de Combate es complicado.
“No tiene iluminación. Tomamos la medida de que cuando se trasladen lo hagan en grupos, sobre todo en la tarde que el alumbrado es poco y cruzan por sitios oscuros. Hay problemas ahora con la chapea y mucho monte alrededor”.
Por su parte, Landy Manuel Ruiz Acosta, entrenador de karate, se muestra complacido con el proceso de recuperación de sus pupilos; sin embargo, exterioriza preocupaciones similares.
“Seguimos con el adverso tema de las luces, de la inseguridad a la hora de los traslados del gimnasio a la escuela; eso aún es evidente. A cualquiera le puede ocurrir un hecho desagradable y no es lo que queremos.
“Hace poco, a finales de mayo o junio, había exhibicionistas. Lo peor es que intimiden a los muchachos y vuelva a pasar algo doloroso”, comenta Landy, y apunta que en una ocasión los varones se armaron con palos para ahuyentar a esos individuos.
“Hay robos por la zona y nuevos asentamientos ilegales. Todo eso se ha llenado de una delincuencia terrible. Generalmente, cada vez que se da un hecho delictivo, son del área. El último fue en las canchas de tenis. Donde único no se han dado es en la escuela nuestra”, manifiesta Alberto Hernández, quien tomó la alternativa de pluriemplear trabajadores para suplir la ausencia de los cuatro custodios que debería tener.
Similar situación aún no se resuelve en el Velódromo Nacional Reinaldo Paseiro. “Se mantiene el déficit de custodios. El bajo salario lo complica. Las otras circunstancias tienen que ver con el cercado perimetral, el enyerbamiento y la nula iluminación que rodean el área, ahora en peores condiciones”, cuenta Vladimir Piñera, director de esa instalación, que acude a sus trabajadores para reforzar la vigilancia.
Uno de los aspectos en los que más insisten resulta el de los recorridos de patrullas. “Hicimos una coordinación con la policía del municipio. Los carros vienen por el día y en algún momento en la noche. No todos, pero vienen. Ese recorrido se ha mantenido. Hay días que no, aunque es una prevención”, expone Piñera.
Sin embargo, Ruiz Acosta señala que al ser tan espaciados los patrullajes, no hay garantía de que no se cometan delitos.
Palabras versus hechos
“A raíz de lo ocurrido el año pasado se hizo un trabajo multidisciplinario en el que vinieron los de prevención, los directores de las escuelas y trazamos tareas destinadas a la protección de trabajadores y atletas.
“De esas reuniones surgieron acciones. Unas se materializaron y otras no. Por ejemplo, resultaron más frecuentes los recorridos de la policía y se reforzó la guardia obrera, aunque persite la oscuridad de la zona, que nos afecta, porque está despoblada y varios trabajadores acceden al centro en la madrugada”, explica Nildee Molina Secada, subdirectora de la Esfaar.
Molina Secada resaltó que no se concretó la propuesta de que los ómnibus urbanos pararan cerca de las instalaciones, y que la empresa de seguridad envía muchachos del servicio militar que carecen de la madurez para interiorizar la labor que realizan.
José Ángel Ordaz Pacheco (se negó a ser fotografiado), intendente del Consejo de la Administración del municipio de La Habana del Este, asegura que, luego de los lamentables hechos ocurridos el pasado año, tomaron medidas que equilibran responsabilidades.
“Nos correspondía la chapea de las áreas, que dentro de las posibilidades se ha ido realizando y se mantiene en mejores condiciones, porque es verdad que existía un enyerbamiento bien alto”, argumentó el funcionario y añadió que adoptaron medidas relacionadas con los recorridos policiales, acciones chequeadas en dos momentos con la Esfaar; y las personas que estaban de guardia veían una sistematicidad. Sin embargo, algunos trabajadores y vecinos de la zona no coinciden con ese parecer.
Carlos Coello, exatleta que reside cerca y entrena en el áreas de la escuela, comentó que continúa la falta de iluminación, la hierba alta y que las guaguas no bajan hasta la entrada. Igualmente, ha escuchado sobre intentos de asalto.
Varios trabajadores del centro, que prefirieron el anonimato, aplaudieron la mejoría en el cercado perimetral, pero reconocieron que aún es insuficiente, puesto que el nulo alumbrado e incremento de los asentamientos, pone más tensión a sus jornadas laborales.
“¿Tan difícil es? ¿Qué tanta energía eléctrica van a demandar quince o veinte bombillos? Es por la seguridad de las personas. Cuando vas a otros lugares se botan los recursos… y no pasa nada. ¿Cómo una institución de referencia, unos atletas que defienden el país, no van a tener un mínimo de seguridad? ¿Qué vamos a esperar? ¿Que nos maten a un atleta? Se ha incrementado la violencia y no la vamos a poder contener”, esgrimió Ruiz Acosta.
“El alumbrado público del área está en un plan de inversión, aunque llegó a restablecerse en un tramo de La Monumental; hay apagados un grupo de bombillos, otros se los han robado. Todo está en un plan de inversiones por el que no respondemos directamente”, asevera Ordaz, quien dice no haber recibido más reportes de robos.
“En la escuela hemos puesto rejas en diferentes lugares para protegernos de hechos delictivos. En la sede central no hemos tenido tantas dificultades como en las canchas de tenis y el Estadio Panamericano, donde hemos frustrado varios intentos”, expone Molina Secada, mientras alerta sobre la proliferación de asentamientos ilegales que complejizan más el contexto, pues ciertos elementos sustraen todo lo que está a su alcance.
“A nivel del Consejo de la Administración nos tocaba hacer reuniones profilácticas en barrios aledaños al lugar de los asentamientos. Se hizo tanto en Berroa como en la zona de El Contingente, que está detrás del complejo. La comisión de prevención estuvo en función de eso. Se ha seguido atendiendo a la comunidad de tránsito que hay en el área”, agregó Ordaz.
A escasos 300 metros de la parte trasera del Velódromo y el complejo de piscinas se erigen nuevas casas improvisadas. Yoan Carlos Riverí habita una de ellas, junto a su mujer e hija recién nacida. Cuenta que vive ahí hace poco más de siete meses y ha escuchado de algunos asaltos y robos en la zona. Manifiesta que no ha ido nadie del gobierno ni del Partido, ni ha escuchado de las supuestas charlas realizadas.
Esta es la misma experiencia de José Luis Gamoneda, entrevistado en la primera parte del reportaje, quien insiste en que jamás ninguna autoridad ha estado allí, incluida la policía.
La oscuridad del asunto ahoga vestigios de solución definitiva. El tiempo se hace viejo, deja ver sus arrugas y pasa. Sabe que esta historia la componen un buen manojo de imágenes, donde la desidia y el peligro se abrazan como viejos conocidos. Su alianza afila y esconde un montón de emboscadas, que amenazan vidas humanas.
Encuentre la primera parte del reportaje Donde anida la desidia en www.trabajadores.cu