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Entre hierros y olas: la vida de Álvaro en el Astillero

Muchos niños y niñas desarman sus juguetes de pequeños solo por el placer de volverlos a armar, quizás así nace la pasión de muchos ingenieros. Los carritos o algún artículo con ruedas suelen ser los favoritos; de ahí que algunos respondan a la pregunta de qué quieren ser cuando grandes, con la afirmación de: mecánicos…de autos, claro está.

 

 

Es que, por supuesto, a pocos se les ocurría decir que quieren construir o reparar un barco. El mundo de la construcción naval es todavía desconocido cuando hablamos de formación vocacional, esto provoca que nos asombre aún más, encontrarnos un joven con la pasión de Boro, especializado en esta desafiante rama.

Álvaro Barroso Fernández es un apasionado de la construcción naval, se graduó de la Academia Naval. Desde entonces, su vida ha sido un viaje lleno de aprendizaje y dedicación. Al terminar sus estudios, fue asignado por el Ministerio del Transporte al Astillero CDC, donde comenzó a laborar en el dique en el año 2017 y es hoy su jefe de Reparación Naval.

Antes de llegar a este puesto, Álvaro tuvo que pasar por todos los talleres del astillero, adquiriendo un profundo conocimiento de cada proceso. Su día a día en el dique consiste en organizar todos los procesos productivos, asegurándose de que cada tarea se realice en el momento adecuado.

Actualmente, está supervisando la reparación de un barco, coordinando con el departamento comercial y distribuyendo las actividades entre los talleres.

Álvaro trabaja estrechamente con sus subordinados, incluyendo asistentes administrativos y jefes de departamento, para garantizar que cada tarea se comunique y ejecute correctamente. Su relación con sus compañeros es excelente, ya que valora la comunicación y el buen ambiente laboral. Cree firmemente que el trabajo debe ser una experiencia positiva y que una buena relación con el equipo es clave para el éxito.

A pesar de los desafíos, más en los tiempos que corren, Álvaro habla de su trabajo con mucha entrega. La fascinación por el diseño de los barcos y el misterio de cómo un trozo de hierro puede flotar y navegar lo mantienen motivado. Para él, cada embarcación es un pedacito de su país, un mundo en sí mismo que requiere de muchos elementos para funcionar correctamente. Su dedicación y pasión por la construcción naval son evidentes en cada proyecto que emprende.

 

 

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