No tan encumbrada como la torre anfitriona de los recientes Juegos Olímpicos, pero alta sí está la varilla de la desmotivación que cuesta esfuerzo saltarla para conquistar una medalla en el escenario laboral cubano.
El desafío es colosal para Cuba con la necesidad de “dar jonrones en la producción de bienes” y servicios frente a difíciles adversarios nacionales y mundiales, tales como la inflación y el bloqueo económico, comercial y financiero a que nos somete Estados Unidos.
Otro es el quid de este comentario, tras codearnos con los jugadores para compartir emociones y trasladar sus inquietudes al campo de la comunicación.
Lo más inquietante para este periodista resulta encontrarse “competidores” desmotivados en el terreno de la economía y de la sociedad. Sus preocupaciones están relacionadas con deformaciones en las variables del clima laboral y social, cuestiones ajenas al sofocante calor del verano.
Un equipo tiene nuevo mentor, mas la dirección de las acciones cambió de mal para peor, debido a inclemencias como las insatisfacciones y el desánimo de los que se quedaron, por el éxodo de un montón de sus compañeros de labor.
Una trabajadora no se queja de la crueldad del huracán Irma a su paso por Ciego de Ávila en el 2017, sino de las tantas quejas a todos los niveles, por haber sido su vivienda víctima de derrumbe total, se la construyeron con madera verde y ella no ha podido tramitarle un cese de convivencia al comején.
Malintencionado fue el incidente achacado a un colega. Hace dos años le publicaron un trabajo crítico sobre una industria con millonarias pérdidas económicas, lo cual derivó en un estado de acoso, con consecuencias hasta la actualidad, al mezclarlo con un caso de litigio ganado por él ante el Tribunal Supremo Popular.
Ahora “escalar al podio” del puesto de labor en postemporada olímpica deberá disfrutarse sin que la desmotivación laboral le siga arrebatando medallas a los trabajadores.