Dos revoluciones educacionales materializadas en Cuba bien pudieran describirse como una gran carrera de relevo con batón, cuyo árbitro principal no es otro que nuestro Comandante en Jefe, quien en cada silbato ha anunciado cuán importante resulta salir de la ignorancia para cumplir con el reclamo de convertirnos en el país más culto del mundo.
1961
Milagro Heredia Guedes: Ante el llamado de Fidel formé filas en la primera revolución educacional que tuvo el país: la Campaña de Alfabetización, en 1961, período que sentó las bases para el proceso de desarrollo cultural y técnico que rompería las cadenas del subdesarrollo. Tenía 14 años, mami no se opuso a que mi hermana y yo enseñáramos a leer y escribir a campesinos de zonas intrincadas, era la primera vez que nos separábamos de ella.
En Varadero fue la preparación docente, allí recibimos instrucciones metodológicas mediante cursos intensivos, me entregaron la cartilla y el manual correspondiente. Me ubicaron entre Yaguajay y Maya Jigua para alfabetizar a 11 personas. Sentía miedo e incertidumbre, jamás había impartido clases a no ser a mis muñecas. Imagínese qué responsabilidad. Por las noches lloraba donde nadie me viera, pero no podía retroceder sin cumplir con la encomienda.
No faltaron incomprensiones y el rechazo de algunos guajiros que nos creían incapaces de asumir tal compromiso, figúrese…, jóvenes al fin, después de terminada la jornada nos íbamos a comer guayabas o a bañarnos en el río más cercano. Mire si abrazamos la idea del Comandante que en el propio año 61’ declararon a Cuba Territorio libre de Analfabetismo, fueron alfabetizadas 707 000 personas de 6 933 253 habitantes, el índice de analfabetismo disminuyó a 3,9.
Pasó el tiempo y aquella muchacha de 14 años se licenció en Psicología y además, en Español y Literatura; acumula más de cuatro décadas en el sector, máster en Ciencias de la Educación, recibió las medallas Rafael María de Mendive, Por la Educación Cubana, el Premio Especial del Ministerio de Educación y demás lauros que avalan su trayectoria. Tiene 77 años y cumplió misión en Angola.
En la clausura del ll Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, celebrado del 29 de marzo al cuatro de abril de 1972, el Comandante en Jefe hace otro llamado para reforzar la nómina educacional del país teniendo en cuenta el crecimiento demográfico, surgen entonces los destacamentos pedagógicos Manuel Ascunce Domenech para la formación emergente de profesores de la Enseñanza Media.
A pesar de los pesares no te detengas, comprende a los alumnos, pero también exígeles, ahí está la clave del éxito, expresa Milagro mientras le entrega el batón a Sergio Ángel Gort González, integrante del primer destacamento Manuel Ascunce encargado de continuar la carrera de revelo
1972
Cómo traicionar ese legado– manifiesta Gort–, cursaba el décimo grado, en 1972, recuerdo que el secretario del comité de base de la UJC de la escuela nos reunió a los de décimo y nos explicó lo acordado en aquel congreso juvenil referente a la necesidad de duplicar el claustro. No existían los maestros suficientes para educar a millones de niños y adolescentes, había que formarlos, tampoco existían las escuelas para cuando esta gran masa llegara a sexto o noveno grado. El reto era grande.
Sin titubear dije: anóteme y así fueron incorporándose decenas a la lista. El primero en conocer mi determinación fue un amigo y luego mis padres, no se interpusieron a pesar de saber que deseaba hacerme marino mercante o Geógrafo. En las vacaciones de ese curso nos concentraron por 15 días en la escuela Ceiba do Luis Agusto Turcio Lima–en la actualidad el Pre Pedagógico de Provincia Habana–.
Allí recibimos la preparación necesaria para asumir un aula, nos enseñaron cómo formular el objetivo, la manera de orientar el estudio individual, los métodos y los medios a utilizar y demás elementos metodológicos. Al terminar nos ubicaron en diferentes escuelas de la nación, con 17 años llegué a este territorio para impartir clase en la entonces ESBEC Viet Nam Heroico, me asignaron dos grupos con alumnos desfasados en edad, delante de mí eran hombres maduros.
La mayoría del claustro pensaba que no seríamos capaces de enfrentar con dignidad la tarea. Para demostrar que a pesar de ser unos adolescentes sí podíamos dar clases con calidad igual que docentes experimentados, nos reuníamos por las tardes e intercambiábamos acerca de las principales dificultades presentadas en el día; también nos interesábamos por los resultados de las visitadas metodológicas, si alguien de nosotros cogía Regular le dábamos seguimiento y lo mismo por la madrugada que en cualquier horario estudiábamos con el asesoramiento de un profesor del Pedagógico.
No íbamos al aula a improvisar ni tampoco faltábamos a un turno, como éramos albergados siempre estábamos en la escuela, aprovechábamos el tiempo al máximo, fuimos ganándonos el respeto del colectivo.
Aquel joven de 17 años se licenció en Educación en la especialidad de Geografía, continúa aún en el sector como profesor de esta especialidad en la Universidad Jesús Montané Oropesa. Es máster en Pedagogía Didáctica y doctor en Ciencias Pedagógicas. Jubilado reincoporado tiene hoy 69 años.
Tienen en sus manos una gran responsabilidad, recuerda que esta profesión requiere de mucho sacrificio, traducido en horas de auto superación. Debes saber que los estudiantes adoptan patrones de conductas de los maestros, por lo que es decisivo tu comportamiento en la sociedad”, apunta Gort al cederle el batón a batón a Yuniel Blanco González, un alumno del quinto año de la carrera de Profesor General Integral en la enseñanza Secundaria Básica.
Ahora los encargados de continuar la carrera de relevo son los protagonistas de la tercera revolución educacional, período marcado por las transformaciones que desde el 2001 se materializan en las secundarias básicas con el objetivo de particularizar mejor la atención educativa de los educandos.