Por NORBERTO ESCALONA RODRÍGUEZ
Agosto es un mes glorioso
a la patria dignifica;
y Birán se adjudica
un nacimiento grandioso;
en la historia sin reposo
entró por el gran portón.
Gritamos Revolución
pero es Fidel adelante,
siempre invicto Comandante,
él no descansa en su acción.
Como estudiante abnegado
con Martí se cultivó:
en su obra vislumbró
el clarín de un llamado.
Todo un pueblo ultrajado
pedía nuevos mambises:
nuestra historia en sus raíces
trajo un Moncada, y Fidel,
con el asalto al cuartel
diseñaba directrices.
Soñadora madrugada,
el Granma surcó la mar,
ochenta y dos en metal
titanes en la avanzada.
Ya en la tierra añorada
la guerrilla grande es,
a pesar de aquel revés
en Alegría de Pío
y ya en pleno lomerío
con la inquebrantable fe.
Cinco Palmas de Vicana
un reencuentro por la historia;
un día armado de gloria
y la Patria se engalana.
Se aseguraba el mañana,
luego el alto lomerío
siempre con fuerza, con brío
acogió en su verdor,
la guerrilla en resplandor
por la patria, un desafío.
La ofensiva cacareada
de la brutal dictadura,
no pudo con la bravura
de firme y nueva cruzada.
Espartana temporada
junto a palmas, curujey,
en cada río, batey,
trocha, loma o bajío
el rebelde con su brío
impuso su justa ley.
De la Sierra, monte espeso,
zafarrancho de combate,
Fidel planea cada ataque
en viaje sin retroceso.
Nada detuvo el proceso
junto a cada clarinada,
embrión de la alborada
en otra etapa imbatible,
es el rebelde invencible
en una estoica jornada .
Santiago de Cuba, gloria
fue largo y duro el camino;
madre, obrero y campesino
celebraron la victoria
Un nuevo tiempo en la historia
una Isla de Patria o Muerte
y así honrar cada hueste
del mambisado cubano
cuando el yanqui villano
robó el triunfo del machete.
Qué digna la Caravana
con su Comandante al frente,
marchando desde el Oriente
junto al rocío que emana.
El rebelde y su canana
con bisanga natural;
en cada camino real,
por la inmensa carretera,
cada voz una bandera.
uniendo un nuevo ideal.
La Habana testigo activo
de barbas, y en su textura,
se esboza la bravura
en trazos de verde olivo.
La paloma, instinto vivo
eligió un hombro de estrella,
luego el clamor se destella
una voz: “¿Voy bien Camilo?”
“¡Vas bien Fidel!”, como filo
que enardeció la epopeya.