“Aún no acabo de asimilar esta medalla de bronce; en Tokio 2020 cuando quedé tercero lo disfruté, pero esta es como si fuera de oro para mí. Hay gente que solo ve lo bonito del deporte. Olvida las lesiones, las operaciones o el estar lejos de la familia. “Aquí todos son rivales de temer. En mi primer combate reté a una joven promesa que ocupaba el quinto puesto en el ranking mundial. Logré sobreponerme y vencer.
Más adelante perdí con el número 3 del escalafón, lo que me llevó al repechaje, y después tuve que vérmelas con el subcampeón del mundo. Muy duro”, aseveró reflexivo y feliz.
“Este es mi mejor regalo de cumpleaños. A partir de ahora voy a dedicarles más tiempo a mi familia, a mi hijo, que tanto me ha necesitado. Con esta victoria quiero poner fin a mi carrera”…
Rafael Alba debe haber vivido el taekwondo como esos grandes relatos que contienen sus propios conflictos, satisfacciones y misterios. Todos son inolvidables.
¿Le gustaría redescubrirlos?
Piense en usted y sus metas. Verá que tienen mucho en común. Con una mezcla de respeto y curiosidad le decimos adiós a este Alba de bronce.