¿En qué influye el decrecimiento poblacional y cuáles son los factores que lo ocasionan? ¿Existe relación entre los indicadores demográficos y las políticas públicas?
Pues, si se toma en consideración que la población con residencia efectiva en Cuba, al cierre de 2023, es de 10,1 % menor a la que se tenía el 31 de diciembre de 2020, estas preguntas no quedan en el aire.
Juan Carlos Alfonso Fraga, vicejefe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), comentó a la prensa que el recurso más importante que tiene un país es su población.
El decrecimiento poblacional, dijo, está asociado a la contracción de la fecundidad, al decrecimiento natural –hace aproximadamente cinco años la población cubana tiene más defunciones que nacimientos–, a los movimientos migratorios externos y a la movilidad interna de un municipio o provincia.
Desde una visión más detallada, Alfonso Fraga explicó que las regiones occidental y central son las que más concentran esta disminución, y las provincias de La Habana, Cienfuegos y Mayabeque registran la mayor incidencia; paralelamente Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba presentan las menores cifras en este caso.
Sin embargo, la tendencia demográfica que más predomina en la Isla es el envejecimiento poblacional, el cual comprende a las personas de 60 años y más, con respecto al total de la población.
Alfonso Fraga puntualizó que el 24,4 % de los habitantes está comprendido en ese rango, y las provincias de Villa Clara, La Habana y Sancti Spíritus son las más envejecidas.
Manifestó que «continuamos siendo un país con mayoría de población femenina (50,6 %)», y detalló que hubo más movimiento de personas del género masculino hacia el exterior. Por ende, esto incidirá en la continua contracción del número de nacimientos que se registran en los últimos años, ponderó.
¿Para qué sirven estos indicadores?
Consciente de que este cambio en la dinámica poblacional conlleva relaciones de dependencia, caracterizada por el alto costo para la sociedad y la familia de una atención y cuidado a la creciente población adulta mayor, incrementando el costo de los programas sociales con un impacto en la seguridad y asistencia sociales, y una menor base para la renovación de los recursos laborales, Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (Cedem), manifestó al respecto que, en el país, hay varios objetivos de trabajo definidos.
«El primero es incentivar los nacimientos, en lo posible y sobre la base del cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. Si bien no constituye una política pronatalista, busca que la pareja tenga los nacimientos en el momento deseado», sin que se promueva la fecundidad adolescente en edades tempranas.
«El segundo objetivo son las satisfacciones de las necesidades de la calidad de vida de la población envejecida, e incluye a la población vulnerable por edad, sexo, hogares de ancianos…».
Otro de los parámetros, informó Aja Díaz, es lograr que la población activa y capacitada, aunque tenga 60 años y más, trabaje, y es preciso crear las condiciones para eso. (Tomado de Granma)
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