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Cuando las pruebas no cuadran

Por : Félix López

El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela convocó a los diez candidatos a las recientes elecciones presidenciales para que aporten “documentos legales de relevancia jurídica” recogidos por sus testigos en las 30 mil mesas electorales. La audiencia tuvo lugar en vivo y en directo por TV, hemos visto una sola silla vacía. El candidato Edmundo García, autoproclamado presidente, no se presenta para mostrar al mundo las pruebas del fraude del que tanto hablan sus seguidores, medios y gobiernos que intentan dar lecciones de democracia que no practican en casa.

Foto: Osvaldo Gutiérrez Gómez (Osval)

He visto este aquelarre desde las gradas. Pero les cuento que he vivido casi todos los anteriores en la candela. Para los que tienen memoria corta o se dedican a opinar sin leer y darse un bañito de historia les dejo dos recordatorios y una conclusión personal.

  1. María Corina Machado debutó en la política con Súmate, responsable de un fraude monumental en la historia venezolana. Una recogida de firmas para activar un referendo revocatorio presidencial donde “firmaron” muertos, extranjeros y personas que no querían revocar a nadie. Más cercano en el tiempo, ella ha sido una de los artífices de la solicitud de invasiones y sanciones para su propio país. Millones de venezolanos migraron en estampida en busca de una vida mejor. Mientras esas familias y sus hijos sobreviven en otros países, en la pobreza y la desesperanza de no poder regresar con los suyos, los hijos de MCM viven su exilio dorado con el dinero robado por los que impulsaron las sanciones. Ese es el único y verdadero “patriotismo” que puede enarbolar esa señora que llaman “La Libertadora”. Que los hijos de otros pongan el pecho y se inmolen para asegurar sus ambiciones personales.
  2. Edmundo González Urrutia, ahora autoproclamado presidente, ha cautivado a muchos con su carita de abuelo bonachón y su necesidad biológica de ser llevado del brazo y guiado en el discurso. Pues les tengo una mala noticia. Ni es santo ni es bonachón. Su mayor éxito como “diplomático” en El Salvador fue poner en marcha un meticuloso plan de la CIA para aniquilar a la izquierda, incluidos los molestos zurdos de la Iglesia. Junto a su embajador Leopoldo Castillo (conocido como El Matacuras), Edmundo sirvió como financista y logístico de quienes perpetraron crímenes en Centroamérica contra líderes comunitarios, religiosos y jóvenes que militaban en la izquierda. Esa lista incluye el asesinato de seis sacerdotes jesuitas (16 de noviembre de 1989) en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) en la capital salvadoreña. De los seis jesuitas masacrados, cinco eran ciudadanos españoles, entre ellos el rector de la Universidad, Ignacio Ellacuría.

No voy a detenerme un segundo para opinar sobre los que eligen a estas dos piezas para que los represente: una experta en fraudes y otro experto en asesinar adversarios políticos. Hay baños de realidad que son necesarios en determinados contextos. Es obvio que en Venezuela hay una masa numerosa que no comulga con Nicolás Maduro y quiere que se vaya por las buenas o por las malas. También es obvio que dentro del chavismo hay mucha gente cansada de la ineficiencia, la corrupción y la crispación política. Pero entre unos y otros hay todavía una base popular que quiere vivir mejor y en paz.

 

María Corina Machado y Edmundo Gónzalez Urrutia. Foto: El Periódico

Es casi un despropósito dormir con hambre sobre una cisterna inmensa de petróleo. Pero también es una vergüenza de manual entregar esa riqueza a la rapiña imperial. No lo digo yo por vocación antiimperialista, lo ha revelado el propio Donald Trump: “Cuando dejé la presidencia, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo”.

En esa idea y en ese plan juegan MCM y Edmundo Gónzalez. Ahora se repetirá el viejo ciclo: reconocimiento de un presidente virtual (Guaido II), más sanciones, más hambre para el pueblo, nuevas olas migratorias, depresión para los que creyeron que “ahora sí”, guarimba, Almagro y la inservible OEA, muerte y familias rotas.

Siempre que alguien me pregunta mi opinión sobre lo que ocurre en Venezuela, indago si quiere saber sobre el país real o sobre el país mediático. Antes, durante y después de las últimas elecciones ciertos medios de comunicación se han esforzado en hacernos creer la matriz del fraude y de la victoria arrolladora.

Foto: EFE

Los mismos que exigen al Consejo Nacional Electoral de Venezuela que publiquen de inmediato las actas electorales, son los que viran la cara cuando en los Estados Unidos se producen unas polémicas elecciones y los actas tardan 300 días en ver la luz. Es muy extraña la dictadura madurista que se va al TSJ para que la oposición le muestre las pruebas del fraude. Y es muy creíble la oposición que grita fraude en las calles y los medios, pero se abstiene de ir y mostrar las pruebas en la cara del dictador. Aquí, además de los votos, hay muchas otras cosas que no cuadran, incluidas las pruebas del fraude.

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