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Hay mucho valor en la resistencia de Cuba

Foto: Estudios Revolución

«Cuba e Irán son dos países hermanos, más allá de diferencias culturales o distancias geográficas, porque lo que es común a ambos pueblos, y es muy importante, es la resistencia. Ahí está la fuerza de nuestro vínculo. Estoy muy orgullosa de que hoy existan relaciones fuertes entre las dos naciones. ¡Patria o Muerte!».

Sima Sadrieyeh

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«A mí me gusta mucho Cuba, porque durante casi 14 años viví allí. Estudié Medicina Veterinaria. Me acostumbré a esa tierra y conocí a los cubanos, sus costumbres, su forma de vivir. Por eso nunca he podido olvidar esa Isla. La cultura es un poco diferente, pero eso no puede separar a dos pueblos. Con la unidad y con los principios se puede lograr un vínculo fuerte».

Ebrahim Babaahmad

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«Soy cubana, y hace 32 años vivo aquí. Estoy muy contenta de las relaciones con Irán. Mi hija estudia actualmente en Cuba la especialidad de Dermatología. Antes cursó Medicina. Es militante de la Unión de Jóvenes Comunistas y está muy identificada con la Revolución Cubana. Los vínculos entre las dos revoluciones, y los lazos de amistad y solidaridad se hacen cada vez más sólidos».

Lisey Brito Lara

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Tres declaraciones. Apenas un guiño al amor que Cuba inspira tan lejos, y en todas partes. El texto sería interminable si hubiésemos volcado aquí, convertidos en frases, los sentimientos de los amigos de Cuba que, por estos días, se reunieron en la embajada de la Mayor de las Antillas en Irán, en el contexto de la visita oficial del miembro del Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz.

Representantes de la Asociación de Amistad Irán-Cuba y de la organización HOLA, fundamentalmente, hablaron por más de una hora sobre lo mucho que tienen en común la «Isla bonita» y la nación persa. Nos unen alegrías y tristezas, dijo alguien, aunque no con esas palabras. Lo dicho realmente hacía alusión a la defensa de la soberanía y a las agresiones de un imperio.

Foto: Estudios Revolución

También se habló de ayuda, de complementariedad, de proyectos de interés común, en beneficio de ambos pueblos. Se alzó la voz contra un bloqueo que pretende la asfixia de un país, y se escuchó, muy alto, muy fuerte, el apoyo a Palestina, la condena rotunda a Israel, que no podrá soportar el ajuste de cuentas de la historia.

El Primer Ministro hizo un breve repaso de las complejidades que enfrenta Cuba, desafiada a revolucionarse, como dice el Presidente Miguel Díaz-Canel, desafiada a superar, más temprano que tarde, todos los obstáculos que hacen diana en la prosperidad.

Contó en apretada síntesis lo mucho que hace el Gobierno, de la mano del pueblo, para salir adelante, aunque la cuesta se empine y los resultados no sean, en todos los casos, inmediatos.

«Nosotros seguiremos acompañando a Irán. Y ustedes, mantengan alta su voz, sigan apoyándonos, que Cuba no los defraudará», dijo el Primer Ministro al final.

Entonces, una tras otra, se fueron desgranado las certezas: la solidaridad tiene muchos rostros y manos dispuestas a ofrecer; las distancias solo son verdaderas cuando son de principios, y hay mucho valor en la resistencia de Cuba

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