El quinto desafío resultó más cerrado de lo que muchos pensaban. Los abridores y relevistas se empeñaron en sofocar rebeliones y no llegaron las conexiones oportunas, sobre todo por los visitantes, quienes dejaron 11 hombres en base sin poder anclar en el home plate. Y como si la crónica quisiera terminar más arriba, el cerrador Alberto Pablo Civil sacó el último out con ponche fulminante a un jugador que le puso alma y corazón a su equipo: Alexei Ramírez.
Mucho podrá analizarse ahora de lo sucedido en esta final. Pero en ningún caso se puede disminuir la inspiración de los orientales, que sin ser tan mediáticos como los pinareños, tenían claridad de lo que querían: no soltar el cetro ganado en el debut como mentor de Abeysi Pantoja, un entrenador que ha mostrado dotes de líder para unir, motivar y respetar a una afición que abrió la fiesta apenas cayó el out 27.
Los hermanos Alarcón, Yosvani y Yordanis; sus similares Baldoquín, Roberto y Jean Lucas; el aporte integral de Rafael Viñales; la madurez de Denis Peña; la explosividad de Héctor Castillo y la estabilidad de Yuniesky Larduet y Yudier Rondón, son eslabones imprescindibles en este triunfo, que ubica ahora a Las Tunas como el noveno equipo que logra dos títulos en línea en la pelota cubana; y el octavo con tres coronas en sus vitrinas.
Cierra así una temporada más en que tuvimos más sombras que luces en muchos aspectos del arbitraje, estrategias de juego y estadísticas defensivas y en el pitcheo, por solo citar las más visibles y comentadas por jugadores, público y especialistas.
Los tuneros se preparan ya para asistir en septiembre a un evento internacional y seguirán viajando luego con este nuevo éxito. Muy encomiable su preparación física y el balance de sus fuerzas para llegar a la postemporada con el nivel más alto. Ahora a festejar, a celebrar con una afición que jamás los traicionó. Y eso cuenta en esta crónica anunciada desde el tercer éxito. ¡Felicidades, Leñadores!