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Palco #12: La danza de la tarántula

Son 211 centímetros de elásticos brazos y piernas que lucen algo desproporcionados en comparación al tronco. Corre que parece que va haciendo algún ejercicio de calentamiento y su físico no exhibe marcados músculos.

Kevin Durant resultó fundamental en el primer triunfo del Dream Team. Foto: tomada de Gigantes

Pero, incluso con LeBron James y Nikola Jokic en la cancha, Kevin Durant es el mejor. Los músculos más valiosos están en su cabeza.

Serbia aprieta un poco ante Estados Unidos, Embiid no puede con los abucheos, LeBron influye en cada sector del tabloncillo y el Joker intenta ser su antagonista perfecto. Casi lo logra.

Hasta que de la banca de Kerr sale la tarántula, depredador nocturno en las noches parisinas, que reparte veneno desde la larga distancia, a veces con preámbulos, a veces por sorpresa, pero siempre mordiendo la canasta serbia.

Espera su momento, vela a la víctima y ataca de nuevo: dos, tres, cuatro, cinco triples que entran perfectos para destruir a la banda del Joker, abrumado por los estilizados pasos de la danza de Durant y el hambre insaciable de LeBron, que en ocasiones olvida que tiene casi cuarenta años.

Para la última jugada de la primera mitad Durant acumula 19 cartones sin fallos. Atraviesa el corazón de la pintura, recibe de espaldas al aro y en el mismo movimiento se da la vuelta y lanza en el aire dejándose caer hacia atrás. Es un paso de ballet que culmina con la caricia del balón a la red.

La ventaja de 58-49 comienza a pesar. La tarántula acecha, mientras otros se lucen: Curry, Edwards, White, LeBron… Jokic, del otro lado, jadea. El reloj se gasta.

Durant sigue perfecto. Encesta par de libres. Suma 23 puntos y falla por primera vez en el último cuarto, buscando llegar a 25. Estados Unidos gana 110-84 y la tarántula, en un rincón de la banca, sonríe. No lo entenderían, le bastaron solo 16 minutos para destruir a Serbia.

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