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Gerona “envuelta” de rebeldía

La epopeya del 26 de julio de 1896 en la entonces Isla de Pinos, demostró que las tradiciones patrióticas de la nación tuvieron una respuesta en los sentimientos independentistas del pueblo pinero, al incorporarse un grupo de jóvenes a este levantamiento insurreccional.

Foto: Gloria Morales Campanioni

Así lo ratificaron los pineros al rememorar esta efemérides, donde perdió la vida el joven Bruno Hernández Blanco, quien ese día como parte del plan independentista, debería entrar a Nueva Gerona, asaltar el cuartel de caballería, tomar las armas y distribuirlas entre los se incorporarían a las huestes de Antonio Maceo.

Mientras esto ocurría, Evangelina Cossío, de apenas 20 años y con una belleza sorprendente, aprovechando el interés personal que sentía por ella el coronel español José Bérriz, jefe de guarnición y hombre de confianza del chacal Valeriano Weyler, lo cita para su casa para que Emilio Vargas y los demás hombres lo apresaran y obligaran a hacer rendir a los soldados.

Llegado a la calle San Clemente (hoy calle 26), se le unieron deportados con el fin de acercarse al cuartel de caballería (en la actualidad escuela Josué País), en cuya esquina recibieron una lluvia de plomo de manos de una patrulla.

Foto: Gloria Morales Campanioni

A la avanzada del grupo iban Bruno Hernández, Serafín Hernández y otros, quienes quedaron separados del grueso de los asaltantes y cabalgaron hasta la entonces calle Pinillos, donde ya se habían organizado los españoles, tratan de romper el cerco y una bala alcanza a Hernández Blanco.

Justo en esa intersección, niños, jóvenes, combatientes y pueblo en general, se dieron cita para marchar en peregrinación hasta el cementerio de Nueva Gerona, lo cual significa, al decir de Roberto Únger Pérez, Historiador de la Ciudad, un tributo de respeto a la historia, y una suerte de construcción de la identidad local y nacional.

Después de aquel 26 de julio comenzó la cacería de los participantes en los hechos: Felipe Blanco, Miguel María Blanco Pantoja, Manuel N. Hernández Llorca, Alberto Pantoja Ferrer, Ricardo Betancourt, Pedro Pantoja Flores y Manuel Rodríguez; algunos escaparon a las montañas, luego los delataron y asesinaron.

En esta ocasión del aniversario 128 de la efemérides, como es habitual no faltó la ofrenda floral en el obelisco erigido a la memoria de los protagonistas de esa hazaña conducida por Ninones, como llamaban a Bruno.

Foto: Gloria Morales Campanioni

Acerca de la importancia de fecha Roberto Únger Pérez, historiador de la ciudad subrayó que al coincidir con el 71 del asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, se realizó un pase de lista de los más de 30 pineros de esa gesta de 1896.

“Debemos seguir involucrando a la familia de los participantes del alzamiento; la localización de los restos de algunos, muchos están enterrados en el cementerio de la ciudad sin identificar y hacer un monumento mausoleo donde se le rinda tributo permanente a cada uno», concluyó.

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