Cargando...Cuatro fueron los goles recibidos en la noche de ayer por la selección cubana sub 20, tres de ellos a balón parado. Los estadounidenses hicieron sus deberes e identificaron la principal debilidad del conjunto antillano: el marcaje posicional. En Guanajuato, México, los rivales parecen saberlo, los narradores de la transmisión local de TV4 también, múltiples han sido los comentarios al respecto en redes sociales por parte de la afición; sin embargo, la realidad parece ser esquiva de puertas hacia adentro. Cuba no quiere ni se gusta esperando, a veces el ataque es la mejor defensa.
En el debut de los ‘Leones del Caribe’ ante Costa Rica, la mejor cara fue mostrada durante la primera mitad, con balón controlado se generaron opciones de peligro y cayó el gol a favor. Luego pasamos a la defensiva y gracias a un imperial arquero, Yurdy Hodelín, se rescató un empate in extremis. Si había sido arriesgado contra los ticos, la lógica indicaba un cambio de planteamiento ante Estados Unidos y lo vimos durante los primeros 15 minutos, hasta que luego de un cabezazo al travesaño del capitán cubano Karel Pérez se eliminara la presión alta del equipo y pasaran los once jugadores nacionales a estar en su mitad de cancha.
Dependiendo del contexto, 10 minutos pueden ser muy largos o muy cortos. Si esperas el transporte público, probablemente parezcan una nimiedad, pero para Cuba significó el vendaval que destrozó cualquier ápice de luchar por el partido. Al 15’ cayó el primero, en un tiro libre cobrado por un zurdo desde la banda derecha, se paseó en dirección al arco sin recibir toque alguno y se coló ante un Hodelín de piedra. El mazazo fue implacable, pues los norteamericanos no habían generado peligro hasta ese instante.
Mientras la selección quedó en shock, los contrarios aprovecharon y en una discordinación defensiva, los centrales no ejecutaron la trampa del fuera de juego y habilitaron al extremo derecho en una posición ventajosa frente al arco. Zavier Gozo disparó un riflazo de primera y otra vez en complicidad, Yurdy regaló su poste para el 0-2 al 26’.
Ahora sí, tras recibir dos nocaos en asaltos consecutivos, las instrucciones fueron retomar el planteamiento inicial: la presión alta y salir tocando el balón. El resultado fueron tres robos en cuestión de minutos y tres llegadas: un tiro libre cercano a puerta, un disparo al borde del área que exigió al portero y una pirueta del 9 cubano, sin éxito para rematar un centro venenoso. La primera mitad culminaría con cierta paridad de juego, aunque un marcador adverso. La segunda parte sería un monólogo de barras y estrellas, con intentonas caribeñas.
El tercer gol ocurrió nuevamente desde un tiro libre, esta vez de frente, la barrera se abrió, el rebote fue caprichoso y encontró a un delantero solo frente al arquero. Hodelín la rozó, pero no había mucho por hacer, 0-3. De igual forma, el puntillazo llegó al 90+1, a balón parado ahora desde un córner, centro al área y el 9 de referencia sin marcaje, remate a quemarropa para el 0-4. Si bien Cuba puso las manos los primeros 45 minutos, los otros solo recibió golpe tras golpe, esperando la campana final.
A destacar, Romario Torrez no vio acción ni un solo minuto del encuentro. Así como la revelación del Premundial sub 17 en 2023, Didier Reinoso, continúa como un espectador de lujo en la banca tras dos partidos. Se dice popularmente “lo difícil del fútbol es hacerlo ver fácil”, pero es aún más complejo si jugadores de ese tipo son poco utilizados.
Ahora los Leones tienen una definición el jueves ante Jamaica, solo sirve la victoria para avanzar a la siguiente ronda y perseguir el sueño mundialista. De lo contrario, la casa los recibirá con un trago amargo, pero la disposición de apoyarlos, conociendo de antemano, el talento de cada uno de los integrantes de la selección. Esta derrota aparecía en “los planes”, solo duelen las formas. En el deporte todo es posible, por eso prefiero esperar la cara que me gusta de la moneda.
