Europa habla español tras siete clases impecables de cómo bordar un título con poco hilo, haciendo oídos sordos a un montón de vagos que lanzan su odio desde un sofá.
El sastre De la Fuente sabía que no sería sencillo y que para ello necesitaba de un equipo que respondiera a sus exigencias, más allá de si eran o no los mejores elementos.
Enfrente hay un rival que acumula tanta pacotilla que hay piezas que no utiliza. El último rival antes de la gloria. Southgate sale como casi siempre y aunque su equipo compite un poco mejor rápidamente se acomoda a correr tras la pelota.
Yamal es más viejo hoy. Ya tiene 17 años y está nervioso. No concreta nada. Tampoco Nico. España tiene la pelota, pero el juego está como le gusta a Inglaterra. No pasa nada más que el tiempo, que se va matando con tímidos intentos que no amenazan de muerte las vallas que defienden Pickford y Simón.
Al medio tiempo, para Rodri es imposible continuar. Pero España es más que Rodri. España es Gavi siendo el jugador 27 de este equipo, Morata aguantando más críticas que patadas, Jesús Navas parando a Mbappé cuando Carvajal se perdía la semifinal, es Xavi, Villa e Iniesta con su aura de campeones en las gradas, Cucurella dejando la vida en cada balón, es Zubimendi haciendo de Rodri y Carvajal diciéndole llorón a Saka.
España entera es Lamine Yamal recibiendo de Carvajal por banda derecha y atravesando Inglaterra de este a oeste, con esa magia que suelen tener los zurdos, para ceder la gloria a su colega Nico, que bate por lo bajo a Pickford. Cada vez que esta gente hace algo se rompe un récord.
Sin embargo, Inglaterra aún no se rompe. Southgate saca a Harry Kane, como si así fuera a despojarse de esa maldición, de aquella puntada que siempre se deshace al final, mientras España busca asegurar sus costuras, pero pierde oportunidades en las ejecuciones de Olmo y Yamal. Bellingham se la pasa en suelo, aunque se inventa el espacio y dispara fuera, con la magia a cuenta gotas como en toda la Euro.
Morata celebra recuperaciones (esto también es España) y acaba cediendo su puesto a Oyarzábal. Southgate busca alternativas, mete a Palmer y una vez más, casi al instante, los cambios le responden: Bellingham le cede una chuchería al del Chelsea, que empalma la pelota con el interior de su zurda y vence a Simón por lo bajo.
España pierde un poco el ritmo del hilván ante el empuje inglés y su hinchada, que hace rugir el olímpico de Berlín. Todo, sin embargo, queda en ruido, intercambian un poco: Watkins no puede recibir bien una filtrada de Bellingham y Yamal se pierde otra vez su gol. A los de Southgate les gusta el yogurt espeso y vuelven a acomodarse al empate.
Corre el 86 y la bola le cae a Olmo, que ha sido el MVP de la Euro aunque se empeñen en hacernos creer lo contrario. De sus pies saca un servicio vertical para Oyarzábal. El pase es capaz de partir en dos al equipo inglés como como cuando una tijera afilada abre al medio una tela dura.
La defensa queda sola, Oyarzábal extiende de primera para la subida de Cucurella y se va al centro del área. Parece que el lateral no va a llegar… Cucurella aprieta, Oyarzábal también. Cucurella centra antes que llegue el defensa y Oyarzábal la empuja para rematar el traje de campeón de De la Fuente.
La rodilla de Stones hace válido el tanto. Se añaden cuatro minutos. Para España es cuestión de sellar un dobladillo y levantar la cuarta Eurocopa. Inglaterra necesita un milagro.
Stones intenta materializarlo y gana de cabeza en un córner. Simón salva quitándose la pelota de encima, cae al suelo y deja el arco abierto. Toney se relame, cabecea y en la línea aparece Olmo, sacando de cabeza una balón que vale un gol, una Eurocopa y un MVP que es lo único que se le resiste.
España no veía pasar el tiempo tan lento desde aquel 11 de julio de 2010, después del agónico gol de Iniesta. No es la misma España, pero también sabe lo que es ser un equipo.
Las lágrimas de Carvajal y Morata coronan el pitazo final. Se suman las de todos y el trofeo exhibe, en tiras amarillas y rojas, el traje de De la Fuente.