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Súlkary, incombustible

Una de las parejas de Súlkary, este viernes, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional. Foto: Yuris Nórido

La iconicidad de Súlkary, su contun­dencia dramatúrgica, la fuerza de un planteamiento que deviene homena­je al gran legado africano, el lirismo del entramado… han hecho de esta coreografía uno de los grandes clási­cos de la cultura cubana; es carta de presentación del gran movimiento de la danza moderna en la nación y el continente.

La pieza de Eduardo Rivero, que fue estrenada el 13 de mayo de 1971, regres ahora interpretada por el jo­ven elenco de Danza Contemporá­nea de Cuba (DCC).

La compañía dirigida por el maestro Miguel Iglesias reafirma el espíritu integrador de sus fundado­res. En el programa que se presentó desde el viernes y hasta el domin­go en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba confluyeron pie­zas con disímiles implicaciones es­tilísticas, técnicas y conceptuales: Identidad (-1), de George Céspedes, y El cristal, de Julio César Iglesias. Da gusto ver el entusiasmo y el com­promiso de los jóvenes bailarines al asumirlas. DCC cumplirá 65 años en septiembre. La reposición de Súlkary, más de una década después de su última representación por el colectivo, es uno de los hitos de esta celebración.

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