El aumento del calor en las semanas anteriores augura la llegada del verano. Los jóvenes, como cada año, esperan ansiosos los meses más cálidos para poder disfrutar de su tiempo libre lejos de las responsabilidades docentes.
Karla y sus amigos, todos universitarios, quieren aprovechar el verano lo más posible antes de la remontada académica que seguro les tocará en septiembre. Así comienzan a surgir los planes de idas a la playa o a una piscina.
Sin embargo, a cada idea que nace se le imponen los contras del transporte y estadía, gastos de cifras elevadas a las que muchos no pueden llegar. Los hoteles están fuera de la discusión, ni siquiera las ¨ofertas para la familia¨ de los resorts están al alcance de los ahorros de los estudiantes o del bolsillo de muchos de sus padres.
Los campismos populares son una opción asequible por su precio, pero las reservas se venden con meses de antelación y la cacería se ve entorpecida por las enormes colas en los buros de reservaciones. Además, el deterioro en la calidad de las ofertas y el transporte hacen que ir a un campismo conlleve más recursos que hace unos años.
A pesar de todo esto, la negatividad no tiene espacio entre la juventud, revisan ofertas entre estatales y particulares; visitas a cines, teatros, bibliotecas y museos se suman a la agenda veraniega como formas de disfrute, quizás un poco más sanas y baratas.
Lo que, para muchos jóvenes en tiempos de docencia, era ¨fatalismo geográfico¨ por vivir lejos de la ciudad y cerca del mar, se convierte en estos momentos de calor en una bendición que disfrutan también los amigos más cercanos, siempre y cuando haya suficiente espacio en la casa.
Las nuevas generaciones también cuentan con las actividades de las instituciones culturales y deportivas locales, que, en estas fechas del año, tienen el deber de aumentar sus acciones de recreación para la comunidad.
Aunque hay que tener en cuenta que las nuevas necesidades económicas hacen que muchos jóvenes vean este momento del año también como un tiempo que pueden aprovechar trabajando para ¨ganarse sus pesitos¨, es indispensable recordar que es verano, y lo más importante es disfrutar, aunque sea frente a un televisor (cuando el déficit eléctrico lo permita, claro está) viendo la nueva precuela de Juego de Tronos.