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Sismólogos de seis países participan en expedición científica en aguas cubanas

Expertos de seis países participan en una expedición científica en aguas del Caribe, con énfasis en las inmediaciones de la zona norte de Santiago de Cuba, considerada de alta actividad sísmica, como parte de investigaciones que se extenderán hasta el mes de agosto.

 

 

La flota oceanográfica Pourquoi-Pas? (¿Por qué no?), de origen francés, emprendió viaje desde hace varios días, como parte del proyecto de investigación científica marina HAITÍ-TWiST, con investigadores de Cuba, Francia, Bélgica, Alemania, Haití y Estados Unidos, quienes determinan parámetros geofísicos y emplean equipamientos para obtener registros fiables de las posibles fallas, indica el telecentro TV Santiago.

Su objetivo es analizar los riesgos del sistema activo de las fallas gemelas, situadas en el borde septentrional de la placa tectónica del Caribe; y se pretende la recuperación de sismómetros instalados en el fondo del océano.

El doctor Bladimir Moreno Toiran, especialista del Centro Nacional de investigaciones Sismológicas (Cenais), de Santiago de Cuba, explicó que la expedición marina busca también estudiar la historia tectónica y la estructura de la corteza, además del manto en la zona, así como «caracterizar el comportamiento y movimiento de la falla tectónica e identificar el estado térmico y el rol de los fluidos en el proceso de ruptura de las fallas».

Argumentó que, durante la campaña, se analizan diferentes mediciones geofísicas, entre ellas la sísmica de reflexión multicanal y sísmica de ángulo abierto con sismómetros depositados en el fondo marino.

En la campaña, prevista para unos 53 días de viaje, también participa la Máster en Ciencias Madelin Villalón Semanat, precisó en Facebook el subdirector del Cenais, Enrique Diego Arango Arias, quien agregó que como contraparte de las investigaciones en tierra se preparan condiciones para instalar estaciones sismológicas temporales que registrarán la señal sísmica acústica emitida desde el barco.

El buque pertenece al proyecto IFREMER y a la Armada francesa. Su nombre es en homenaje al construido en 1907 por el célebre médico y explorador polar francés Jean-Baptiste Charcot para ser usado en sus expediciones al Ártico y al Antártico.  El navío original se hundió el 16 de septiembre de 1936, en aguas de Islandia. En la catástrofe pereció casi toda la tripulación, incluyendo a Charcot, y solo hubo un sobreviviente.

 

 

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