No tiene horario laboral, lo mismo está en terapia, preparto o en el salón de operaciones del Hospital General Docente Héroes del Baire, por donde anda con su cubo de aquí para allá, guantes, escoba, haragán y cuantos utensilios necesite.
¿Cómo se llama?, les pregunto.
– Ines María Ramírez Mestre, responde la señora, en cuyo rostro se aprecia una alegría inconfundible, subraya mientras continúa regando agua en cantidades que sorprende a los visitantes.
De un lado a otro ella pasa el trapeador sin detenerse apenas a contestarme, pues en cuestiones de limpieza hay que andar rápido para molestar lo menos posible a pacientes o familiares.
Coge la primera guagua para salir de la Comunidad 53, en el reparto Juan Delio Chacón, a cuatro kilómetros de la ciudad de Nueva Gerona, en el Municipio Especial Isla de la Juventud, para adentrarse en los quehaceres del centro asistencial, donde comenzó como asistente a pacientes, después ayudante de cocina, operadora de elevador, camillera, secretaria, hasta el 2020 que decidió unir sus últimos años de servicio al oficio de limpieza.
-No me gusta llegar tarde, así aprovecho para conversar con mis compañeros de disímiles temas, comenta, al tiempo que exprime la frazada de piso y continúa su quehacer de limpieza de la institución de salud donde comenzó en 1978 y fruto de que ostente la condición de Vanguardia Municipal en tres ocasiones y decenas de reconocimientos por su entrega, responsabilidad y amor al trabajo.
–Amo mi trabajo, no siento ninguna pena por ser auxiliar de limpieza, es una labor como otra de donde sale el sustento para mantener mi familia, nos pagan un salario digno, casi 7000 pesos, manifiesta la mujer, quien considera este centro su “casa, mi vida, todo”, dice rotundo.
-Como empecé asistiendo a pacientes sé de la importancia de la limpieza en el Hospital, más con la situación epidemiológica del Municipio, destaca mientras derrama otro cubo de agua y otro para luego regarla con el trapeador y haragán en mano, dejar brilloso el piso.
Sinónimo de alegría
Decir Mamitica, como la llama el colectivo, es sinónimo de alegría y cubanía. Apoda, a petición de ellos mismos, a los médicos con nombres de artistas recocidos: David Calzado, Isaac Delgado, Marc Anthony), Shakira, el extranjero, la bonita de Morumbí …
Indago por qué el alias de Mamitica y responde risueña:
-Fue un director del Hospital. Trabajamos mi hermano y yo juntos y nos pusieron papitico y mamitica, éramos muy dinámicos en cuanto nos pusieran a hacer, lo mismo a limpiar, trabajos voluntarios, recogida de desechos…, tenía menos edad, hoy tengo 60 y aunque dicen que sigo con la misma energía, los bríos a veces me traicionan.
–Muchos no quieren limpiar y menos en el Hospital, les da pena, estoy orgullosa de contribuir con la higiene del centro. Nunca falto, sé de la necesidad de personal, además de la responsabilidad en dejar los locales relucientes para el inicio de la jornada, acota sin dejar de hacer su labor, mueve la cubeta para el otro lado del local y coge de nuevo el haragán.
–Al área más complicada le entro fácil, en lugar de poner el cubo a medias lo relleno más y tiro agua sin parar. No trabajo de noche, pero me gusta el horario nocturno, así evitamos el pasilleo, sí porque a veces hay desconsiderados y lo mismo tiran en el piso cajas de cigarros vacías, colillas, papeles, latas de refresco, envolturas de caramelos, el algodón de cuando le sacaron sangre y disímiles de desechos, subraya ella, mientras solicita permiso a los familiares presentes para mover los muebles y poder tirar bien el agua.
Higiene y brillo
Cepilla las ventanas cuando no hay familiares o pacientes, le gusta que brillen sus cristales, eso le lleva tiempo, pero no importa lo disfruta y en cada trapeada no solo trapea estereotipos sociales relacionados con un oficio tan decente, sino que en nombre del amor, honran a los miles de auxiliares de limpieza existentes en el país.
Madre de cuatro jóvenes: Ivaniuska, licenciada en Psicología General, actualmente trabajadora del hospital Héroes del Baire; Ilianuska, graduada en Estudios Socioculturales, labora en la Empresa TECNOSIME en La Habana; Lilianne, licenciada en Economía, funge en la Empresa de Suministros Médicos y José Luis, licenciado en Gestor de Ventas, ahora pequeño agricultor.
Al entrevistarla conocí a la hija psicóloga, quien me narró anécdotas de ese afán de su mamá por trabajar y hacerlo bien; de su consagración y sentido de pertenencia.
Voz familiar
“Recuerdo con tristeza y a la vez admiración, cuando nos dejaba solos en casa o acompañados de vecinos, a veces hasta enfermos mientras ella iba a salvaguardar los bienes del Hospital, en algún fenómeno atmosférico, lo de ella es ayudar”, destaca Ivaniuska
“Nos orgullecemos como la saludan, desde los médicos, el director, hasta una visita. Va a trabajar lo mismo enferma que sin transporte. Mami es esa mezcla de amor y locura a la vez, ocurrente, jodedora, hiperactiva, extrovertida, egocéntrica, optimista, carismática, risueña, temperamental y muy servicial”, concluye con los ojos humedecidos la psicóloga.
Pueda que su testimonio sirva para “enamorar” a otros, porque hoy el Hospital demanda de más de esta fuerza laboral y quién sabe en otras entidades también no se cubran las plazas por los estigmas creados alrededor de estas personas: que si tienen un bajo nivel escolar, que si son casos en desventaja social, que si tienen problemas de retardo en el aprendizaje y disímiles criterios discriminatorios.
No importa su estatus social, solo sé que son hombres, como decía el Maestro, dígase hombre y ya se han dicho todas las razas. Dígase Mamitica y ya se dice la palabra trabajo.