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Palco #12: Nuevas versiones y una novela turca

Tedesco se aplicó aquello de que no se puede seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. Por eso cambió la formación, con Lukebakio y Tielemans de inicio.

Ya suman 7 los autogoles en la Eurocopa. Foto: Reuters

Noventa segundos tardó en ver los dividendos: jugada colectiva, pivoteo de Lukaku y misil de derecha casi rasante de Tielemans desde el borde del área. Niţä no la vio pasar y ya mandaban los belgas.

De ahí en adelante el arquero rumano se prometió que no iba a dejar entrar una más y paró de todo, incluidos casi goles de Lukebakio y Lukaku, que anotó su tercer gol en fuera de juego y ahora es líder de ese triste departamento… Lo bueno es que todavía define, aunque eso de la mala suerte ya va siendo un problema serio.

Los rumanos, sin embargo, no se escondieron y trataron de aprovechar el punto débil de los diablos rojos: la línea defensiva, donde los cierres son el veterano Vertonghen y una copia china de David Luiz que los belgas llamaron Faes.

Pero el meta Casteels respondió bien, aún cuando hubo un par de errores garrafales que no acabaron en tantos porque sencillamente el día de gracia de Rumanía fue el del debut frente a Ucrania.

Y hablando de gracia, uno que estaba en su día era De Bruyne, con el área rival entre ceja y ceja: regateador, pasador, rematador y goleador, como todo un nueve, ante la inexplicable desgracia de Lukaku. El 2-0 deja el grupo interesante para la definición, con todos los equipos exhibiendo tres puntos y una Bélgica que de mitad de cancha hacia adelante puede generar muchos dolores de cabeza.

Otro que nos dejó una nueva versión hoy fue Cristiano Ronaldo, antagonista en la novela turca de la fecha.

Portugal no permitió que los turcos le espesaran el juego y el gol de Bernardo Silva les dio la confianza, afianzada cuando al minuto 30 Akaydin metió un inusual autogol que dejó incrédulo al mismísimo Cristiano, que de un berrinche con Cancelo pasó a festejar junto a él.

Los turcos intentaban, pero sin premio. Diogo Costa tuvo que exigirse en una que otra ocasión y Arda Güler solo brillaba en el recuerdo del partido anterior porque Montella no lo contemplaba.

Al 55 la serie vivió su tercer momento de dramatismo, cuando CR7, solo contra el arquero, optó por asistir a Bruno Fernandes para el 3-0 y convertirse en el máximo asistidor de la historia de las Eurocopas, con 7, certificando el pase de Portugal a la siguiente fase, en una jornada en la que Georgia y República Checa empataron 1-1.

Para la anécdota la pésima labor de la seguridad del estadio, penetrada en al menos cuatro ocasiones por aficionados que consiguieron algún que otro selfie con un sonriente Cristiano Ronaldo.

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