El renombrado arquero argentino, Juan Pablo Carrizo, dijo alguna vez cuando fue cuestionado por sus regates: “Nunca fui un arquero quedado, prefiero tomar mis riesgos, aunque me equivoque. Me gusta ir al frente porque confío ciegamente en mis condiciones”. Bajo ese precepto viven la mayoría de porteros del fútbol actual, todo por las necesidades tácticas del juego y si alguien en Cuba lo sabe bien, es Raiko Arozarena.
El pinareño se ha convertido con sus actuaciones en el golero titular de la selección absoluta y de su club Las Vegas Lights, en la segunda división del fútbol en Estados Unidos. Su desarrollo futbolístico ha estado distante de ser sencillo, marcado por la emigración y una pandemia que frenó su ascenso meteórico. Sin embargo, el guardameta de 27 años conoce bien sus cartas y cómo jugarlas.
Tras su llegada a México en 2016, Raiko persiguió una carrera como futbolista y encontró la oportunidad en el club Venados de Yucatán. Allí el entrenador Bruno Marioni, otrora delantero argentino, le vio buenas cualidades y decidió incluirlo en el primer equipo. Según comenta Arozarena: “(Bruno) fue mi primer DT, quien me dio la oportunidad de integrar un equipo profesional. También importantes en mi formación fueron Alejandro Arredondo, entrenador de porteros, y mi compañero de equipo en ese momento, Armando Navarrete, el cual contaba con una gran experiencia en múltiples equipos de la Liga MX”.
“Hay buenos entrenadores de porteros en Cuba. Existen muchas ideas de ejercicios para trabajar, pero en ocasiones no acompañan los recursos. En México, Arredondo tiene muchos ejercicios buenos, tiene tiempo para explicarte, para enseñarte, al igual que Navarrete. Actualmente mantengo la comunicación con ambos y son personas a las cuales aprecio bastante”.
Cuando el futuro preveía la llegada de Raiko a la primera división mexicana, llegó la pandemia para frenar las expectativas y poner su objetivo en cuarentena. Estuvo un breve tiempo en los Cafetaleros de Chiapas, hasta mudarse en el propio 2021 a los Estados Unidos. Allí compartió ciudad con su hermano Randy Arozarena, pues integró las filas del Tampa Bay Rowdies.
Para esas fechas, comenzaba a cocinarse una posible convocatoria del portero a la selección nacional. A pesar de no estar entre los nombres más populares de la afición, si aparecía en las listas de los directivos. “Mi llamado a la selección ya se había como anunciado varias, aunque no se había concretado oficialmente. Pero gracias a dios pude debutar en un gran partido contra República Dominicana, me fue muy bien, el recibimiento de mis compañeros fue positivo y me sentí muy contento de poder representar al equipo nacional”.
“Me ayudaron varias personas durante el proceso. Gran parte del cuerpo técnico siempre estaba en contacto conmigo deseando la autorización para sumarme al equipo, sobre todo el profesor Pablo Elier y el entrenador de porteros, con quien tengo muy buena amistad”.
Sin embargo, la llegada de Raiko al combinado nacional marcó una férrea disputa por la posición entre Sandy Sánchez y él. “(Sandy) es un gran arquero, hubo una competencia muy sana, nos estaban turnando a los dos y entonces íbamos sacando los resultados. Al final a lo que vine fue para pelearla, para ganarme el puesto de primer portero, gracias al trabajo y el sacrificio pude hacerme con la titularidad. Me siento muy feliz de lograr ese objetivo y de seguir representando a mi país cada partido”.
Ya como titular, Arozarena disputó la Copa Oro de 2023. “Fue una gran experiencia, mi primer torneo de este tipo, el cual asumí con la máxima responsabilidad. Tuve un destaque individual, pero sufrimos tres derrotas que nos costaron la eliminación, tres partidos muy difíciles, hicimos lo que pudimos, pero no nos fuimos para nada satisfechos. Seguimos trabajando para la próxima Copa Oro, esperamos estar ahí y llegar preparados para tener un mejor desempeño”.
Pero mientras la selección recesa, su carrera en clubes continúa ahora en Las Vegas Lights. Con el número 56, como su hermano en las Grandes Ligas, salta cada fin de semana a lucir sus mejores actuaciones. “Me encantaría jugar en la MLS. Actualmente estoy jugando en la segunda división de acá, y pues estoy trabajando fuerte para que salga una gran oportunidad”.
Así pues, Raiko sigue haciendo gala de los valores más tradicionales del combinado cubano de fútbol: esfuerzo, sacrificio y garra; pues la garra no solo es charrúa.