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Arrugas en la piel, no en la vida

En medio de la compleja situación económica del país los jubilados llevan las de perder. La insuficiente cuantía de las pensiones —incapaz de competir con la escalada galopante de los precios— introduce tensiones en su vida cotidiana que amenazan seriamente su bienestar.

 

Para los que optaron por recontratarse, la cuestión mejora, porque suman a su pensión el salario, y si deciden después acogerse al merecido descanso, lo harán con su pensión aumentada por el tiempo de servicio adicional después de su retiro.

Pero no todos los que llegan a la edad de jubilación están en condiciones de seguir ese camino. Por ello se impone la pregunta: ¿Qué hacer para garantizarle una adecuada calidad de vida a este grupo etario que va en ascenso, ya en el año 2025 los cubanos con 60 años o más serán el 25,3 % de la población y en el 2030 alcanzarán el 29,3 por ciento?

Un Estado como el nuestro —empeñado en no dejar a nadie desamparado—, incrementa cada año su presupuesto de Seguridad y Asistencia Social, que todavía resulta insuficiente.

Especial responsabilidad en la atención y el reconocimiento de los que se acogieron al retiro tienen las administraciones y los sindicatos de sus anteriores centros de trabajo, ya que dentro de los estatutos de la Central de Trabajadores de Cuba se establece que todo jubilado o pensionado puede afiliarse por solicitud propia a la sección sindical de su colectivo de procedencia. Además a la organización sindical le corresponde velar por el respeto a los derechos de los recontratados, como un trabajador más.

Y el Código de las Familias aprobado por la mayoría de la población le otorga por ley a estas la mayor responsabilidad en la satisfacción de las necesidades del adulto mayor tanto en el orden afectivo como patrimonial.


Pulsando la realidad

En Pinar del Río están reincorporados al trabajo 866 jubilados, 155 ejercen diferentes actividades del sector no estatal y el 49,5 % labora en Educación. Paralelamente la Dirección Provincial de Trabajo realiza un estudio de la situación socioeconómica de los jubilados y pensionados de la seguridad social que reciben hasta la cuantía de 2 mil 300 pesos. De los que ya se han visitado, 5 mil 160 tributan para ser protegidos por el ré- gimen de asistencia social. Ello forma parte de las soluciones que buscan los gobiernos por el encarecimiento de la canasta familiar normada.

Con 75 años, la jubilada Gumersinda Castro de los Reyes, quien ejerció como profesora de Química en la Enseñanza Preuniversitaria, es la presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor, en la Universidad de Pinar del Río, Hermanos Saíz Montes de Oca e inspectora provincial de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir).

Con más de cuatro décadas de labor en las aulas, su pensión inicial fue de poco más de 500 pesos. Posteriormente el incremento llegó a dos mil y es la que actualmente devenga más el pago por las actividades que realiza. Su esposo también es jubilado, reciben ayuda económica de los dos hijos, el varón residente en Estados Unidos y la hembra cumple misión de trabajo en Costa Rica por el sector de la salud.

Esta pinareña es un caso de lo que puede seguir aportando un jubilado cuando cuenta con apoyo familiar.


No puede existir discriminación

En Sancti Spíritus se ha dado la tendencia a realizarles a los jubilados un contrato determinado por un año, aun cuando sea para labores permanentes, lo cual ha sido motivo de quejas atendidas por la CTC en la provincia, explicó Rodolfo Michel Gallegos Soriano, miembro del secretariado de la organización sindical.

Uno de los argumentos que aportan los empleadores es la posibilidad de dar por terminada la relación laboral ante la solicitud de empleo de personas jóvenes.

La CTC defiende que el acceso al empleo tiene como principio la idoneidad demostrada y rechaza actos de discriminación hacia los jubilados: “Son una fuerza calificada, de experiencia laboral y consagración, que por sus años de trabajo aportados a la sociedad han ganado el derecho a la jubilación y su posterior reincorporación”, apuntó el dirigente sindical.

 

La solución para Iluminada y otros vulnerables

Iluminada Ruz Cruz sentía un placer enorme de ejercer como bibliotecaria en la Universidad de Ciencias Médicas Zoilo Marinello, de Las Tunas, donde laboró tres lustros, pero “por la necesidad de atender a mi mamá solicité la jubilación antes de lo que esperaba”.

 

Iluminada, al centro, conversa con Doris López, presidente del Consejo Popular 6 (izquierda) y la trabajadora social Gretel Torres Peña. Foto: Ángel Chimeno Pérez

 

Ahora, ya con 70 años de edad, sigue acompañando a Elda, su progenitora, quien pronto engrosará las filas de los centenarios en Cuba y está postrada, “razones suficientes para que la incluyéramos entre las personas vulnerables de la comunidad acogidas al programa de atención social, del que ha recibido ya algunos beneficios materiales, los posibles en medio de la compleja situación que vivimos”, comenta Gretel Torres Peña, trabajadora social de la demarcación del Consejo Popular 6, del municipio de Las Tunas.

Y Doris López Pérez, presidenta del Consejo Popular, en el cual está ubicada esta circunscripción, la número 22, añadió el tratamiento que dan a 172 asistenciados por susdesventajas económicas y sociales, de los cuales cuatro son jubilados.

 

Cuando el sindicato actúa

Para el Sindicato de Industrias de Villa Clara la atención a sus jubilados es una tradición. Centros insignes como la Empresa Industrial Nacional  Productora de Utensilios Domésticos (INPUD) Primero de Mayo se destacan en este asunto.

Daymí Leiva Jiménez, secretaria provincial del SNTI, reconoció que en este trabajo se han incluido con igual fuerza la Empresa Provincial de Materias Primas, la Empresa Productora de Sacos de Polipropileno Sarex, y también al Grupo Viclar.

Denia Yadira Navarro Peña, quien desde el consejo de dirección de la Empresa Eléctrica de Las Tunas atendía a los jubilados, ahora, con similar condición dirige la sección sindical de este grupo etario.

Ella y los demás retirados agradecen la atención que les brindan las direcciones administrativa y del buró sindical de la empresa que “nos incluyen, como a los trabajadores en activo, en la planificación de ventas de módulos de alimentos y aseo, viajes a la playa de estímulo para los destacados, recorridos dentro y fuera de la provincia, y visitas a instalaciones de la empresa y a sitios históricos con la garantía de transporte y alimentación”.

A su vez los jubilados participan activamente en encuentros generacionales, y las jubiladas tienen protagonismo reconocido en los eventos de mujeres creadoras que desarrolla la Anir.

Son ejemplos que debieran generalizarse ya que en todas partes no ocurre igual, como apunta Yordanis Cruz, miembro del Secretariado Provincial de la CTC al frente de la Esfera de Asuntos Laborales, en Holguín. Allí no siempre se les da participación activa a los jubilados en la vida sindical de la entidad, pocos cuando se jubilan deciden mantenerse afiliados, y se desconoce por los trabajadores activos la importancia de mantener en los centros a los retirados, entre otras dificultades. No obstante, se ha trabajado para su reincorporación al empleo en los sectores donde son necesarios.

Las opciones enumeradas, aunque útiles, son solo paliativos. La respuesta a las necesidades de los retirados debe ser más proactiva, y al aplicar soluciones hay que tener en cuenta que no es un grupo homogéneo.

No debe suceder que las arrugas que inevitablemente surgen en la piel de los de mayor edad se transformen por las circunstancias de la vida en surcos dolorosos que marquen su existencia.

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