(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)
Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;
Queridos combatientes del Ministerio del Interior y de los Órganos de la Seguridad del Estado;
Compañeras y compañeros:
Nuestras más sinceras felicitaciones en el Aniversario 65 de la fundación de nuestros Órganos de la Seguridad del Estado. Me honra mucho poder transmitirles directamente el respeto y la admiración que la historia de 65 años de los Órganos de la Seguridad del Estado, que ustedes representan, despierta en el pueblo cubano.
La televisión cubana en estos días ha empezado a retransmitir En silencio ha tenido que ser, la serie que convirtió una parte de esa historia en leyenda y, a pesar de los años transcurridos, la emoción regresa al ver que nuevas generaciones empiezan a seguirla con igual interés.
Algunos preguntarán sobre la verdad detrás de cada capítulo y otros entenderán por qué sus padres se llaman David o Reinier, como aquellos personajes que todos quisimos ser. Todo es verdad, aunque lo veamos en ficción.
Ninguno de sus personajes los fabricó en su imaginación el escritor de la serie. Brotaron de vidas reales, de héroes reales, de cubanas y cubanos capaces de olvidarse de sí Para empezar a vivir, como dice la canción de otro serial que se hizo para honrar a las mujeres combatientes de la Seguridad del Estado.
La historia de los Órganos de la Seguridad del Estado es de lo más fascinante, inspirador y patriótico que puede encontrarse en la historia de Cuba.
Es la sucesión de actos heroicos de mujeres y hombres que, en las más complejas circunstancias, se dispusieron a enfrentar, muchas veces anónimamente, las agresiones, amenazas y desafíos que los enemigos de la Revolución Cubana han puesto en el camino elegido, desde el mismo Primero de Enero de 1959.
Todo ha sido posible vencerlo con la fuerza e inteligencia del pueblo, fuente inagotable de la que brotan los héroes anónimos que dentro y fuera de Cuba han protagonizado páginas gloriosas, algunas escritas hasta con la propia sangre, para impedir a tiempo planes y acciones criminales; atentados, actos terroristas, infiltraciones, guerra biológica, invasiones, bandidismo y un sinnúmero de modalidades subversivas y hostiles en el siempre inútil, pero jamás abandonado propósito de derrocar a la Revolución Cubana.
La solidez de nuestra Revolución debe mucho a los Órganos de la Seguridad del Estado, que la defienden y protegen junto a un pueblo heroico del que son parte inseparable, como lo han demostrado en los incontables combates librados con éxito, frente a un enemigo poderoso y despiadado, desde su glorioso antecedente: el Cuerpo de Oficiales de la Inteligencia Rebelde, creado por el entonces Comandante, hoy General de Ejército y líder de la Revolución, Raúl Castro Ruz.
Mientras mayores son los desafíos y amenazas planteados por el enemigo, nuestro pensamiento vuelve una y otra vez al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien tuvo la temprana y certera idea de fusionar el Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde, el G-2 de la Policía Nacional Revolucionaria y el Buró de Investigaciones Navales y condujo personalmente las misiones más complejas de estos órganos durante décadas.
Nuestro homenaje permanente a sus fundadores y a quienes entregaron sus vidas en el cumplimiento del deber con la patria.
Reciban hoy el reconocimiento merecido jefes, oficiales, colaboradores y trabajadores civiles que, con ejecutoria ejemplar, han prestigiado y prestigian esta fuerza, tan temida como respetada por los enemigos del pueblo cubano a lo largo de 65 años.
Un saludo especial a los jóvenes oficiales que, con la energía inagotable de las nuevas generaciones, se nutren de las mejores experiencias, conocimientos, ejemplos y de la historia de los Órganos de la Seguridad del Estado, para asumir con honor y pasión los permanentes desafíos del presente y el futuro.
En este aniversario es importante reconocer a aquellos que, junto a Fidel y Raúl, tuvieron una activa participación en la creación de la Seguridad del Estado como los Comandantes Camilo Cienfuegos, Juan Almeida, Ramiro Valdés, Manuel Piñeiro, los capitanes del Ejército Rebelde Joaquín Méndez Cominches, Eliseo Reyes Rodríguez, los hermanos Martínez Tamayo, Orlando “Olo” Pantoja, entre otros.
A todos los que han contribuido a esta historia de resistencia ante la más prolongada y cínica guerra abierta y encubierta, empeñada en asfixiar y rendir a un país, el sentido homenaje y agradecimiento por su decisivo y generoso aporte.
La obra revolucionaria será eterna e invencible porque su pueblo lo quiere y porque ha contado y cuenta con hijos leales y bravos para hacer frente y derrotar sin miedo los criminales planes de un enemigo poderoso ante el cual no nos doblegaremos jamás.
En días cruciales de enfrentamiento a la mentira con la verdad; cuando la guerra y el genocidio pujan contra el derecho a la paz y al desarrollo; cuando múltiples amenazas globales desafían la seguridad internacional, la independencia y soberanía de los pueblos, comprendemos cabalmente y honramos la extraordinaria visión de los fundadores de la Seguridad del Estado, y el heroísmo de las generaciones de combatientes y colaboradores que lo han dado todo por la dignidad y las conquistas sagradas de la patria.
Celebramos estos 65 años en momentos en que la Revolución Cubana enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia de luchas y lo hacemos conscientes de que seguiremos venciendo. La garantía está, como nos ha dicho una y otra vez el General de Ejército, en la unidad, la firmeza ideológica y la actuación cohesionada del Partido, el Estado, el Gobierno, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior con el objetivo común de garantizar la estabilidad interna y derrotar al enemigo en todos los frentes.
¡Gloria eterna a los héroes y mártires de la patria! (Exclamaciones de: “¡Gloria!”)
¡Vivan los Órganos de la Seguridad del Estado! (Exclamaciones de: “¡Vivan!”)
¡Vivan Fidel y Raúl! (Exclamaciones de: “¡Vivan!”)
¡Viva el heroico pueblo cubano! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)