La vida de María Victoria Testa no ha sido fácil, mas sí es feliz. Desde pequeña ella se definió como veterinaria. Estudiaría esa carrera de sí a sí, aunque en los tiempos previos a su otorgamiento intentó con otras, como la Comunicación Social, sin claudicar en su verdadera vocación.
Y tanto dio el cántaro a la fuente hasta que logró titularse como médico veterinaria y andar desde las brigadas caninas —que se integran al enfrentamiento de hechos delictivos y de drogas en el país—, hasta su nombramiento como directora de la Clínica Veterinaria de Carlos III, en La Habana.
La institución ha renacido a partir del trabajo de la doctora María Victoria, quien considera que con disciplina, constancia y exigencia las grandes utopías se convierten en realidad, en este caso, al revitalizar servicios necesitados y demandados por la población, dadas la ubicación geográfica y condiciones de la clínica.
“Ella es como un ciclón que siempre está y arremete bajo cualquier circunstancia”, le escuché decir a una de sus colegas al comentar sobre las características de la doctora. La encontré en medio de una fuerte discusión con algunos subordinados por el asunto de la limpieza y el cumplimiento de los horarios.
“La clínica presta servicios todos los días, y fuera del horario tradicional hay guardias médicas que atienden emergencias. Aquí se ofrecen consultas especializadas de oncología, oftalmología, cirugía, entre otras. Y hacemos medicina preventiva; aplicamos vacunas, en esta época nos adentramos en la campaña antirrábica”, informó María Victoria.
También muestra la limpieza y los jardines que se van recuperando en los contornos del centro. “Solo atendemos a las mascotas; pudiera darse el caso de algún animal de trabajo por el cual recurran a nuestros servicios y siempre que el médico esté capacitado lo atendemos”.
Para la doctora, especializada en Cirugía, lo más importante es el bienestar de los animales. Le pregunto por la falta de tiempo para ocuparse de tantos asuntos y detalles, y esta mujer de carácter fuerte, fortísimo (quizás forjado por sus labores entre hombres y en condiciones de mucho rigor), aunque amable, responde:
“Yo mantengo mi consulta una vez a la semana, hago cirugías y siempre que me necesitan estoy para atender cualquier complejidad en la vida de los animales afectivos; eso no me lo pueden quitar, no obstante acepto esta responsabilidad”.
La entrevista toma el curso de la Clínica de Carlos III, el eslabón más trascendente para la actualidad de esta mujer, que también es madre y esposa, y atiende las jornadas extralaborales del hogar. Precisamente escucho parte de una llamada de su hijo; su voz es suave y late la autoridad que impera sobre él.
Por la ubicación geográfica, las condiciones estructurales, el equipo médico y la concepción de la medicina preventiva, cual si fuera para los humanos, la Clínica de Carlos III está llamada a ser la puntera de estos servicios en la capital; no obstante María Victoria enumera varias instalaciones, como la clínica de Playa (60 y 29), otras tres que están en proceso de remodelación, además de los consultorios y farmacias que funcionan en La Habana. En la de Carlos III hay más pacientes, hay más vida por atender.
Celebración en el extremo oriental
El 24 de marzo se cumplieron 63 años de la unificación de los servicios veterinarios en Cuba, mediante resolución firmada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y lo celebraron bajo la premisa de Una salud, unidos por el deber y como Día del Trabajador Veterinario, con actividades en centros laborales, y las de carácter nacional se desarrollaron en la provincia de Guantánamo, que alcanzó los mejores resultados en el año 2023.
Actualmente el sistema de la Sanidad Animal en Cuba cuenta con más de 14 mil médicos y técnicos veterinarios, y los más destacados han recibido un homenaje especial durante la celebración.