Donald Trump, probable candidato presidencial republicano de Estados Unidos en 2024, ya mostró su posicionamiento respecto a Cuba de volver a la Casa Blanca, si antes torció las tuercas del bloqueo, hoy promete terminar el trabajo.
Al menos así se interpreta de un video que publicó en su red Truth Social haciéndose eco de publicaciones que intentan catalogar a Cuba como un estado fallido debido a la situación de escasez a la que el propio Gobierno de Estados Unidos llevó al pueblo cubano por más de seis décadas de un feroz bloqueo económico, comercial y financiero.
Con una retórica prepotente e injerencista, Trump señaló que el liderazgo en Cuba podría “cambiarse” si es reelegido el 5 de noviembre y trata de divorciar su “admiración y apoyo a todo el valiente pueblo de Cuba” del “vil régimen comunista”.
«No es fácil, lo apreciamos y vamos a cambiar», expresó el expresidente, quien, al abandonar la mansión ejecutiva sin despedirse de su sucesor, Joe Biden, en enero de 2021 dejó la caldera ardiendo: 243 medidas que reforzaron el cerco unilateral de Washington y la designación de Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo.
Por supuesto, Trump no admite en el video de marras que fue ese bloqueo plus bajo su anterior administración (2017-2021) y la reinclusión en la arbitraria lista como línea adoptada luego por Biden los que llevaron al país a la situación de casi asfixia en que se encuentra.
Al referirse a las manifestaciones populares en Santiago de Cuba, el ex mandatario fue pródigo en (des) calificar a las autoridades de la isla, a las que culpó de que el pueblo cubano esté sufriendo, entre otras penurias, “una terrible escasez de alimentos” y “apagones de energía”.
Habló Trump de la petición de asistencia al Programa Mundial de Alimentos (PMA) en cuanto a “leche en polvo y otros artículos, ya que el país enfrenta carencia de alimentos, combustible y medicinas”.
En ese sentido, el ex mandatario siguió la misma lógica de operación engañosa a la que está sometida Cuba que responsabiliza a la víctima del impacto de esas medidas.
Aunque el actual ocupante del Despacho Oval ha seguido en esencia la política de Trump respecto a Cuba, el magnate consideró que “a diferencia del corrupto Joe Biden, que ha sido muy débil con los comunistas, yo apoyo al pueblo cubano. Él no los apoya”.
En una reciente entrevista concedida a Prensa Latina por Johana Tablada, subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, advirtió que “la mayor parte o la inmensa mayoría de las medidas de máxima presión” ha seguido.
Son “medidas extremas, inhumanas, que van dirigidas a evitar que ingresen a la economía cubana y a nuestra población fuentes para su sustento con el propósito de desestabilizar el país y de eventualmente provocar el derrocamiento de nuestra Revolución”, subrayó Tablada.
Recordó entonces que con esa postura Biden “está faltando incluso a la promesa electoral que aquellas medidas inhumanas que afectaban a la familia cubana iban a ser levantadas”.
El expresidente pidió a Cuba que celebrara elecciones “libres y justas”, pero argumentó que Estados Unidos también tiene algunos problemas en ese frente y vaya si los tiene que casi cuatro años después continúa afirmando sin pruebas que en 2020 ganó y le robaron las elecciones.
Mientras, las acciones anticubanas continúan en el Congreso de Estados Unidos. Mario Díaz-Balart, miembro de la Cámara de Representantes por Florida, publicó la víspera en X los puntos para promover la “democracia en Cuba”, que recibieron un 25 por ciento de aumento.
Presidente de la subcomisión sobre el Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados, en la Comisión de Asignaciones de la Cámara Baja, Díaz-Balart emitió una declaración tras la aprobación que incluye los seis proyectos de ley de asignaciones restantes para el Año Fiscal 2024.
La cuestión es que el dinero fluirá más en función de esa democracia pensada desde Washington.
Recibirán oxígeno las transmisiones a Cuba de las mal llamadas Radio y TV Martí; además, piden denegar visas a funcionarios de gobiernos y organismos internacionales que ellos identifiquen como vinculados a la cooperación médica cubana y proponen mayores restricciones financieras para el llamado “programa de emprendedores”.
Sin dudas, el tema Cuba se utiliza con razones políticas para obtener beneficios, contribuciones y para repartir ese dinero que logran con los años que apruebe el Gobierno de Estados Unidos en su afán de intervenir en los asuntos internos de la nación caribeña, a la que intentan imponer desde hace mucho un cambio de régimen.