En el contexto de la actual situación económica que vive el país, marcado por un déficit en la capacidad de generación de energía eléctrica en los colectivos laborales de la provincia de Santiago de Cuba se adoptan medidas para minimizar el impacto que ello representa.
Si bien el suministro de electricidad es una cuestión que transversaliza casi todos los procesos productivos y de servicios, el conocer el ciclo de apagones programados por la Empresa Eléctrica le permite a las administraciones ajustar procesos.
Un ejemplo es lo diseñado por el sistema bancario en la provincia santiaguera, divulgado por diversas vías para el conocimiento de los clientes, con horarios extendidos a fin de poder atender al mayor número de personas posibles en sus diferentes sucursales en los nueve municipios de la provincia.
En las unidades del comercio, particularmente bodegas, se realiza la recepción y despecho de los productos de la canasta básica cuando se concreta la distribución sin tener en cuenta el tradicional régimen de ventas, y sin miramientos de días de la semana, incluidos sábados y domingos.
Hacia el interior de otros colectivos se potencia el teletrabajo y el trabajo a distancia, teniendo en cuenta no sólo el tema electroenergético sino también el déficit de transporte público que dificulta la movilidad de las personas.
En este último orden igual se han establecido estrategias con el llamado transporte solidario, que consiste en que los autos asignados a organismos recojan personal en las paradas para contribuir a aliviar las tensiones que genera el largo tiempo de espera del muy escaso parque de ómnibus públicos.
Junto con esas y otras medidas en los centros también se refuerza el sistema de guardia obrera y la protección de los medios de producción.