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Cargando...La dimensión heroica y patriótica de la juventud cubana como protagonista de la lucha insurreccional tiene entre sus paradigmas indelebles a la acción revolucionaria acaecida el 13 de marzo de 1957.
Hace 67 años un grupo de jóvenes estudiantes universitarios y trabajadores llevaron a cabo uno de los episodios más audaces contra la tiranía proimperialista de Fulgencio Batista: el asalto al Palacio Presidencial y la Operación Radio Reloj.
La Carta de México suscrita en agosto de 1956 por Fidel Castro Ruz, máximo dirigente del Movimiento 26 de julio y José Antonio Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y líder del Directorio Revolucionario –brazo armado de esa organización- sellaba el empeño común de ambos núcleos insurgentes de combatir con las armas al sangriento régimen de facto.
Paso a paso y con la discreción que exige el clandestinaje, la jefatura del Directorio puso en marcha un cauteloso plan con el objetivo de “golpear arriba” mediante el asalto, ocupación de Palacio y el ajusticiamiento del tirano.
Incluía, además, atacar importantes unidades entre ellas el Cuartel Maestre de la Policía y entregarle armas al pueblo con el fin de expandir un levantamiento popular.
La adquisición de pertrechos para la acción, el alquiler de lugares seguros donde permanecerían acuartelados los futuros combatientes y el estricto chequeo sobre la estancia de Batista en la mansión palatina fueron algunos de los pormenores que antecedieron a aquella cita con la historia.
Sin descuidar la serenidad, aunque no menos tensos, transcurrieron los días hasta que llegó la orden de ataque a las 3 de la tarde.
Lo que parecía utópico se hizo realidad cuando un comando integrado por medio centenar de hombres equipados con armas automáticas, luego de sortear un itinerario por diversas calles capitalinas a bordo de dos autos y una furgoneta para traslado de mercancías irrumpieron sorpresivamente por la puerta sur de Palacio, avanzaron y en su interior sostuvieron una encarnizada batalla contra la soldadesca.
A pesar del intenso fuego enemigo desde los primeros momentos, los atacantes lograron ocupar la planta baja de la edificación y un grupo continuó avanzando hacia el segundo piso en la búsqueda de Batista quien huyó hacia la azotea adonde se replegó la guarnición del recinto ante el derroche de coraje de los revolucionarios.
Entre tanto, José Antonio acompañado de otros jóvenes, ocupaba los micrófonos de Radio Reloj para anunciar el ajusticiamiento del tirano y convocar a la insurrección popular en la capital que derrocara a la dictadura.
Su vibrante alocución al pueblo de Cuba quedó inconclusa cuando la trasmisión inesperadamente salió del aire. Minutos después ofrendó su vida al enfrentarse a los sicarios de un carro patrullero junto a los muros de la Universidad de La Habana, sitio que se convertiría en el Estado Mayor de la insurrección.
El asalto al Palacio Presidencial no tuvo el éxito esperado. El agotamiento de las municiones, la superioridad del adversario en hombres y armas, el creciente número de bajas entre los combatientes y el fracaso de la operación de apoyo por indecisión de sus responsables, fueron factores que imposibilitaron el éxito.
No obstante el revés, la gesta del 13 de marzo de 1957 dejó una impronta de sacrificio y lealtad a la Revolución que hoy recuerda la juventud cubana con el homenaje a José Antonio y a sus compañeros de lucha.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.
