Duele reconocerlo pero es la verdad. Dura, cortante, real. El boxeo cubano no salió bien librado del torneo preolímpico que se desarrolló en la ciudad italiana de Busto Arsizio.
A la lid se llegó con altas pretensiones, algo obligado cuando en nuestro país se trata de ponerse los guantes, sin embargo, alcanzar un solo boleto para París 2024 por intermedio de Alejandro Claro (51 kg) (suman 4 en total tras las anteriores clasificaciones de Saidel Hortal, Arlen López y Julio César la Cruz) fue una estocada que duele y mucho. Más a escasos meses de los Juegos Olímpicos.
Es lógico que el colectivo técnico no esté conforme. Se trabajó y se trazó una estrategia para lograr el propósito. Ello hubiera permitido delinear con menos presión el recorrido competitivo antes de la cita de los cinco aros.
Aun así hay tiempo para recuperarse. Queda una oportunidad a finales de mayo y principios de junio en Tailandia. Pensamos se deba asistir, pues el boxeo se ha ganado esa dosis extra de confianza, que por lo general ha dado grandes resultados.
¿Cambiar de figuras? Tal vez no sea recomendable. En la actualidad son los mejores en sus divisiones en el país y aunque muchas de las segundas figuras tienen calidad, se antoja muy arriesgado rotar a escaso tiempo de la principal competencia del año.
Varios puntos juegan a favor de una nueva incursión para los criollos en el torneo clasificatorio en suelo tailandés. Uno de los más llamativos con ciertas dosis de incertidumbre es que podrían alcanzar su cometido, pues muchos de los “huesos” lograron sus boletos en la ciudad italiana de Busto Arsizio.
Son solo conjeturas. La realidad comenzará a delinearse en lso próximos días cuando estrategas y discípulos retomen su adiestramiento.
Por cierto, aplausos para las dos muchachas que pelearon en suelo italiano. El solo hecho de tener la oportunidad de intentar capturar sus pasaportes olímpicos,
