Una cualidad que distinguió siempre a Julián Pedroso Milián, el Héroe del Trabajo de la República de Cuba fue su sencillez, su humildad, su tremenda disposición para cumplir cualquier encomienda laboral.
A muy pocos días de cumplir 84 años, falleció Julián en su natal Candelaria, terruño otrora pinareño y hoy municipio de la provincia de Artemisa y donde iniciara su impecable vida como obrero en la unidad empresarial de base Fulgencio Oroz, siempre como estibador.
Su trayectoria laboral fue intachable: 17 veces trabajador vanguardia nacional, merecedor de numerosas condecoraciones del sector, medalla Jesús Menéndez y las Órdenes Lá- zaro Peña de I, II y III grados hasta alcanzar el Título Honorífico de Héroe del Trabajo en el año 2011, de manos de José Ramón Machado Ventura.
Aunque jubilado a los 71 años continuó su vinculación con su centro de trabajo, debido quizás a que acometió las más disímiles tareas sin importarle horario o tipo de función. “Para él nunca hubo trabajo imposible; es más, mientras más difícil fuera la descarga, mejor se sentía”, aseguraban sus compañeros de labor