El dantesco espectáculo que dejó la explosión del vapor La Coubre en la rada habanera hace 64 años se multiplica muchas veces en la Franja de Gaza. El terrorismo sigue cobrando vidas.
Una poderosa explosión poco después de las 3 y 10 de la tarde estremeció la Habana el 4 de marzo de 1960. Había estallado parte del vapor francés La Coubre mientras se descargaba de sus bodegas el armamento que Cuba había adquirido para su defensa.
Treinta minutos más tarde una segunda explosión sembró la muerte entre los que habían acudido a auxiliar a las primeras víctimas.
El sabotaje criminal costó la pérdida de un centenar de obreros en su mayoría obreros portuarios, miembros del Ejército Rebelde que custodiaban la operación y otros trabajadores. Resultaron heridas otras 400 personas.
Los cuerpos terriblemente mutilados, muchos de los cuales resultaban irreconocibles, conmocionaron a la población y le demostraron hasta dónde podía llegar el terrorismo contra los que estaban dispuesto a defender la libertad conquistada.
Sesenta y cuatro años después, los cubanos se congregaron a lo largo y ancho del país para denunciar otro crimen: el que se comete todos los días por parte de Israel contra el pueblo palestino. Horroriza pensar que el dantesco espectáculo que siguió a la explosión de La Coubre se ha multiplicado muchas veces contra los habitantes de la franja de Gaza.
Y no se trata de una guerra, sino un genocidio planificado por el gobierno israelí con la complicidad de Estados Unidos que ha vetado toda resolución de la ONU dirigida a detener la masacre.
Si alguien tendría que encabezar una lista –no la espuria que esgrime la administración yanqui—de países terroristas, tendrían que ocupar los lugares protagónicos Israel y su cómplice.
De la prensa extranjera es este titular revelador de la saña de los agresores: Soldados israelíes encargan camisetas que exaltan el asesinato de embarazadas y niños. Y utilizan lemas como “Un disparo dos muertes.”
No fue casualidad que en el acto de la capital cubana en solidaridad con Palestina se leyera un poema referido al exterminio de judíos en el campo de concentración de Auschwitz. “Pienso en ustedes y no acierto a comprender cómo olvidaron tan pronto el vaho del infierno.”
El número de vidas segadas por los ataques israelíes a la Franja de Gaza desde octubre pasado supera los 27 mil 800. Y la agresión cotinúa implacable y feroz.
Halt! Expresó el poeta, y los ´llamó a detenerse en el idioma de los nazis que hoy inspiran a estos bárbaros del siglo XXI.
Hace 64 años Fidel en el sepelio a las víctimas del vapor La Coubre sentenció que “nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir Patria. Y la disyuntiva nuestra sería Patria o Muerte.”
Para Palestina su patria es la libertad y sin ella solo les espera la muerte. Por eso hoy el mundo se levanta para reclamar el cese de la matanzas contra ese sufrido pueblo que solo aspira a vivir en paz. Y en medio de la destrucción y la muerte hay niños que expresan con sus pequeños dedos la V de la Victoria, porque no se rinden.