A pecho limpio desbrozaron las áreas que hace algo más de un año estaban cubiertas de marabú; las convirtieron en tierras productivas donde proliferan cultivos, crianzas, emergen las cosechas. Jóvenes hacen su proyecto de vida al borde de la Autopista Nacional, en los últimos 20 kilómetros del municipio de Placetas, en Villa Clara.
Hoy, sus rostros trascienden el asombro y el desconcierto por lo desconocido; son los mismos y son otros: más fuertes, íntegros, plenos, confían en las capacidades del hombre; sus manos tienen huellas del trabajo duro y su mirada es clara, segura.
Y hay mucho más. En la zona, a ambos lados de la autopista, la imagen también es otra: fértil, limpia, productiva. Se observan los rebaños en potreros reverdecidos, las vaquerías bien organizadas; las vegas finas donde crece, tapado, el tabaco que da capas para los habanos; los platanales, muchos cultivos; y las viviendas, nuevas y confortables, con pozos y algunas hasta con paneles solares.
Nacen, entre espinas, flores
Al propagarse esta idea toma fuerza el Proyecto de Desarrollo de la Autopista Nacional, exactamente entre los kilómetros 298 y 318, en unas 500 hectáreas de las 3 mil declaradas ociosas en Placetas. Hasta el momento se han incorporado 77 (seis mujeres), Jóvenes Guerrilleros, quienes se vinculan a la Empresa Agropecuaria Benito Juárez, y donde es esencial la transformación burocrática de la entrega de tierras, otorgamiento de créditos bancarios, asignación de módulos de viviendas de bajo costo; la construcción de pozos, micropresas y la solución a la electricidad con el empleo de paneles solares, aparte de otros trámites.
Sin embargo —pocos lo saben—, la iniciativa surgió más allá, casi al final de la autopista y anda por los ocho años. En Cabaiguán, municipio de Sancti Spíritus, fue naciendo un emporio agropecuario lidereado por una decena de jóvenes, que abona la maestría de consagrados campesinos.
Además de apuntalarse en la rama tabacalera, durante el año 2023 entregaron al Estado más de 100 mil toneladas de alimentos. Ese impacto productivo, evidente en la estabilidad de algunos productos en los mercados de la provincia, es fruto de la implementación del proyecto en la región espirituana.
“Lo iniciamos tres productores: Félix Álvarez, Eliécer Pérez y yo”, explicó Yoandy Rodríguez, líder de la nueva hornada. “A propuesta de la Delegación de la Agricultura sumamos campesinos con capacidad de dar respuesta a la comida que necesita la población del territorio.
“Ha sido satisfactorio, impresionante. El año entero se mantiene el plátano en Sancti Spíritus y se envía a otras provincias. Estamos en un momento que donde estén la comida, la seriedad y la responsabilidad se debe poner el poco recurso que hay”, afirmó quien también es Hombre Habano del Festival 2023.
En el kilómetro 329 de la Autopista Nacional está la finca del treintañero Nelson González. “Llegué al Proyecto porque con pocos recursos estaba haciendo mucho. Tras abandonar una carrera universitaria aposté por el campo hace unos siete años.
“Comencé en los cultivos varios y luego me inserté en el tabaco. Con constancia, y el asesoramiento de Yoandy, en la campaña anterior logré un rendimiento de 72 % de capa de exportación, además de 120 toneladas de cultivos varios.
“Alcanzar altas producciones lleva mucho sacrificio, deseos de hacer las cosas bien y capacidad de buscar alternativas, porque los recursos nunca sobran”, acotó. Quienes tienen mejores resultados son beneficiados con la distribución eficiente de recursos y variedades de más rendimientos y resistencia al cambio climático.
El maestro de los nuevos
“Tengo muchos alumnos en la autopista; muchachos con principios, emprendedores y estimulados. Somos pocos los campesinos de mi edad en la agricultura; debemos apostar por los jóvenes, porque tienen ventajas que no tuve: son universitarios”, sentenció Félix Álvarez, considerado padre fundador del Proyecto en Cabaiguán.
Es un verdadero maestro de la cultura agraria. En su tierra no existe espacio vacío. Intercala las siembras y aprovecha cada palmo de terreno, cada gota del riego. La vista se pierde entre vegas, cafetales y frijoleras donde es ardua la pelea contra el trips.
Félix está enamorado de sus platanales; los campos “brillan” como los calderos de su esposa Olga. “Todos los cultivos me gustan, pero este plátano llama la atención por su rendimiento y resistencia. Soy un viejo moderno; en la agricultura no podemos estancarnos”.
Variedades de plátanos como la FHIA 04 y FHIA 01 ganan áreas de los 12 productores insertados al Proyecto, una estrategia intencionada por la Agricultura para respaldar la cosecha y comercialización durante todo el año.
Atraer jóvenes al campo
El Proyecto de Desarrollo de la Autopista Nacional avanza silenciosamente, sin imposiciones, con el apoyo del Ministerio de la Agricultura, del Estado y de otros organismos, sin cuya unidad estarían incompletos los ambiciosos retos que emergen con él.
“Tiene el propósito fundamental de atraer personas para el trabajo en el campo; si son jóvenes mejor porque responden bien a las capacitaciones y tienen la voluntad de emprender tareas difíciles”, dijo el ingeniero Ydael Pérez Brito, ministro de la Agricultura, en conversación informal con una de estas reporteras.
“La idea se puede prolongar, sin problemas, a los demás territorios siempre con la seriedad, responsabilidad y respuestas ágiles que han demostrado en estas dos provincias”, aseveró Ydael.
El éxito de encontrar a los jóvenes dispuestos a construir su proyecto de vida en el campo es la contribución más fértil de todo cuanto hace Cuba por el rescate de la ruralidad, y de la soberanía alimentaria y la educación nutricional, porque significa acercar la comida a la mesa a precios asequibles.
Las luces de planes con jóvenes vinculados al campo no iluminan solo en los laterales de la autopista, tierra adentro hay muchos que concluyeron el Servicio Militar, se han integrado a diferentes labores agrícolas, y cuentan con la atención de organismos y entidades estatales, iniciativas que urge extender en aras de la recuperación de la agricultura.
Yusney Puentes Pérez, director de la Empresa Agropecuaria Benito Juárez, de Placetas, comentó a Trabajadores la osadía de algunos procesos vitales para el avance del Proyecto: “Entregamos tierras para que los jóvenes comenzaran a laborar y después organizamos los expedientes del usufructo; gestionamos los créditos con Bandec (Banco de Desarrollo y Comercio), ubicamos las viviendas en las fincas (ocho terminadas) que se construyen en tiempo récord, se hacen pozos e instalaron paneles solares en seis, donde es más difícil el acceso a la red eléctrica nacional”.
Otro directivo, Héctor Hernández Junquera, director técnico productivo de la empresa, significó que las tierras de unidades de centros de costo que no se explotaban con eficiencia se entregaron en usufructo, arrendaron los medios e instalaciones existentes y ya son visibles los resultados en la ganadería.
Ambos dirigentes administrativos puntualizaron que a las fincas no les entregan recursos diferenciados, pero lo poco que recibe la empresa se ha puesto en función del proyecto dado su alcance y perspectivas. Con la misma estrategia está elaborado y a punto de iniciar el programa para la segunda etapa, que abarca los otros 20 kilómetros de la autopista en Placetas, que se extienden desde el puente de Báez hasta Santa Clara, informó Héctor.
Alma y corazón sobre la tierra
El paisaje adquiere la diversidad de los cultivos, los pastizales, el ganado, los molinos de viento, las viviendas, …todo lo cual da vida al entorno, que se repuebla con jóvenes que, por una u otra razón tienen su futuro en el campo, y por otros mayores que acompañan o se emplean en las fincas.
Cuando Yaniel Negrín Alberto solicitó tierras no estaba organizado este movimiento. Aunque había algunos productores, la agilización de los trámites llegó justo cuando se implementó el proyecto de la autopista, que valga la aclaración no se queda en el borde del asfalto, se prolonga tierra adentro.
El joven estudiante de agronomía, de solo 24 años, no conocía el lugar exacto, mas vio que la tierra era buena y ociosa y se decidió por 26 hectáreas para levantar la finca El Renacer. Hizo la vega de tabaco, la vivienda y fue desbrozando marabú para extenderse con plátanos, yuca y cultivos de ciclo corto, una estrategia favorable productiva y económicamente, que le aportó fuerza de trabajo.
Solicitó créditos al Banco: 120 mil cup para el “buldoceo” y 300 mil para los platanales que ya está amortizando. “Los primeros pagos son los más difíciles, porque incluyen las inversiones, pero ya entro en una economía circular y voy rebajando la deuda con la ventas del tabaco y las cosechas. El futuro está aquí, produciendo, que es lo que hace falta, es el llamado a los campesinos.
Algo hacia el este, la vista se pierde en los pastizales. Ulises Benavidez Quintanilla, veterinario e inseminador otea la finca Renovación (reformaron la que existía) y suman la tierra de su padre y las del usufructo de él y de su esposa.
Una hacienda colectiva (10 caballerías) que dedican al desarrollo de novillas: “Las compramos en la zona, se mejoran y cuando tienen entre tres y seis meses de gestación las vendemos a la empresa o a otros productores”, comentó el consagrado ganadero.
Desde la altura de la vaquería se divisa casi toda la estancia: 220 animales rumen en los potreros, de ellos 20 vacas están en ordeño.
El cambio es evidente en solo un año y seis meses, aunque Héctor, el subdirector de la empresa aclara que la ganadería no se hace en dos años, y se precisan soluciones para estabilizar lo logrado.
“Los usufructos no se heredan y los actuales ganaderos no ven la posibilidad de trabajar a futuro, no quedan para los hijos, ni los nietos. Cuando un productor se jubila o fallece, las tierras se vuelven a entregar, es decir, a otros y eso es un fracaso”, dijo.
Además del desbroce de la maleza, Benavidez y su equipo ha trabajado en la mejora de los pastos, la construcción de dos tranques para almacenar agua, la vivienda, molinos de viento; vendieron 102 novillas en el primer año y este se propone llegar a 150. Sus resultados y metas son encomiables, sin embargo, no encuentra brazos suficientes para la diversidad de labores.
Llegando casi al kilómetro 318, a sendos lados de la autopista, dos mujeres defienden sus proyectos de manera diferente, con el mismo fin: la estabilidad económica y la producción de alimentos.
Mayara Ramos Moreno, una profesora de Historia y Marxismo, que no pudo solventar su vida (tampoco) con el trabajo en una paladar, e insistió durante casi tres años para conseguir tierras en usufructo. El batallar se le hizo difícil, sin embargo no desistió, entonces surgió el proyecto de desarrollo y rápidamente le asignaron la tierra (y otras al esposo); en tres meses le construyeron la vivienda (se divisa a los lejos en la lomita), el pozo e instalaron los paneles.
En este momento, la finca La Carmen vive una transformación al disminuir la siembra de granos y levantar la de yuca, plátano, otros cultivos y el ganado vacuno, que compensan la inversión y permiten saldar créditos en menor plazo.
Mientras, la informática Daniela Monteagudo Granado tiene sus predios en la consolidada finca familiar El Níspero —una planta se encumbra en el lugar—, donde apuesta por la ciencia y la tecnología desde sus nacientes casas de cultivo y el uso de maquinaria que les aporta el proyecto ALASS, para sistemas agroalimentarios en seis municipios del centro del país.
El abanico de estas cuatro historias no refleja la magnitud de un proyecto que puede sin parangón, contribuir a acelerar su introducción en otras provincias, para llenar de colores, sombras y vidas zonas huérfanas, que con “buenos padrinos” y mucho tesón calmarán la sed por los alimentos.
Seguridad en ello tiene William Licourt, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros, quien destaca el aporte a la cultura agraria que impulsan estos afiliados, que a la vez beben la savia de connotados agricultores, una combinación para llevar hombres al campo.
A la par, Marleni Hernández, jefa del Departamento de Cuadros en la Delegación de la Agricultura, de Villa Clara, exalta el cambio logrado en menos de dos años: “Además del desarrollo productivo y económico hay un empoderamiento de las mujeres y los jóvenes: con la comercialización de las producciones adquieren autonomía, independencia para gestar el bienestar propio y el de sus familias e iluminar el de muchos más que pueden sumarse al campo, al campo con dignidad”.
Todos los productos cosechados (incluidos los de la ganadería y el tabaco) se comercializan a través de entidades estatales o ferias.
El Proyecto de Desarrollo de la Autopista Nacional, en Placetas, Villa Clara, aporta alrededor del 15 % de la comercialización de productos del agro de la Empresa Agropecuaria Benito Juárez y a las ferias organizadas por esa entidad.
Se estiman ingresos promedio mensuales de 25 mil pesos entre productores y trabajadores vinculados a este Proyecto, informó Héctor Hernández Junquera, subdirector técnico productivo de la Agropecuaria.
Los jóvenes productores líderes que iniciaron la experiencia en el municipio de Cabaiguán, en Sancti Spíritus, con ocho años en el desarrollo de la iniciativa, aportaron el 38 % a la comercialización estatal de ese municipio durante el año 2023.
Los ingresos no se han podido calcular, ya que unos productores aportan al Estado y otros a las cooperativas, informó Roberto Reina, subdelegado de la Agricultura en la provincia espirituana.Llevas esas cuentas se vuelve un desafío esencial