Se han acumulado cinco días por escribir y hay temas deportivos. Algunos sugeridos por ustedes y otros que quisiera compartir en busca de consenso y nuevas ideas.
DE LA SERIE DEL CARIBE que se celebra en Miami desde el 1ro. de febrero entra ya en las semifinales. Los cuatro equipos clasificados son: Federales de Chiriquí (Panamá), Tiburones de la Guaira (Venezuela), Curaçao Suns (Curazao) y Tigres de Licey (Dominicana). Eran siete selecciones y tres ya quedaron en el camino, Criollos de Cagua (Puerto Rico), Naranjeros de Hermosillo (México) y Gigantes de Rivas (Nicaragua).
De los nueve cubanos que vestían camisetas de algunos de estos conjuntos quedan seis en competencia. Yasiel Puig, Ariel Miranda y Miguel Romero con el elenco venezolano y Yadiel Hernández, Raúl Valdés y Jorge Alberto Martínez con los de Quisqueya. Quizás la mayor sorpresa la estén dando los panameños que terminaron con solo un revés en las eliminatorias (frente a los venezolanos 4-5), en tanto la tropa de Curazao es una nómina de lujo en la que resaltan nombres bien conocidos por nosotros como Didi Gregorius, Jonathan Schoop, Andrelton Simmons y Wladimir Balentien.
Una vez más dos equipos invitados están a punto de robarse el show y las medallas en un certamen que tuvo récord de asistencia para Series del Caribe (35 972 personas en el juego PUR-DOM), aunque los organizadores y dueños del estadio LoanDepot Park expresaron que «esperábamos más aficionados en otros partidos». No obstante, la Serie del Caribe sigue viva y ojalá más temprano que tarde, Cuba pueda volver (invitada o miembro pleno de la Confederación Profesional de Béisbol del Caribe) a un escenario del que fue fundador.
LA LIGA ÉLITE sigue generando polémicas sobre su estructura. Antes de que empezara la primera edición lo escribimos en varios artículos. Solo hay tres formas de organizarla: Los seis primeros equipos de la Serie Nacional; con formaciones que unan varios territorios o con franquicias que armarían nóminas de una bolsa de peloteros.
La segunda ya se probó y fue un desastre con nombres impopulares. La tercera sería lo ideal, pero es imposible hoy porque significaría buscar patrocinios de miles de dólares para armar cada selección y la economía cubana habla por si sola. La primera es la más cercana al contexto beisbolero de nuestro país, pues además de garantizar más identidad y espectáculo para los aficionados, los equipos reciben apoyo gubernamental de cada provincia. Y eso es vital en Cuba.
¿Qué importa si son seis equipos diferentes cada año? Hay muchos deportes y campeonatos profesionales que tienen como atractivos ser resultados de clasificaciones de un torneo mayor. Lo importante no estriba en ese detalle sino en lograr cambios reales en la remuneración al pelotero, atención más integral al espectáculo y calidad dentro del evento con posibles refuerzos de jugadores cubanos o extranjeros en cada plantel. Y eso se puede lograr con cambios de mentalidad y decisiones audaces de los organizadores.