Cargando...“Eran alrededor de las 9:00 de la noche y después de una larga y agotadora jornada. Veía televisión y planificaba el tiempo del día siguiente cuando sentí un auto que se detuvo frente a la casa. Salí y era el jefe del taller. Se había quedado uno de nuestros carros como a unos cinco kilómetros de Río Cauto, provincia de Granma, y no vacilé ante el llamado de acudir en su auxilio”.
Arnaldo Aguilera Reyes, trabajador de la unidad empresarial de base (UEB) de Transporte, adscripta a la Empresa Eléctrica Las Tunas, hace el relato con la modestia característica de los hombres que luchan por el bien común y este 14 de enero celebran su Día enfrentando numerosos desafíos.
Pero esa es solo una de las tantas veces que lo ha hecho con “la satisfacción más grande del mundo, la de sentirme útil”, desde un oficio que considera imprescindible porque “devuelve a los caminos, a las urgencias, a facilitarles la labor a mis compañeros cuando reclaman de su presencia en cualquier lugar”.
Hace nueve años que Arnaldo es encopillador, pero “yo era ponchero”, exclama y asegura que siente una atracción especial por esta labor a la que ha dedicado muchos de sus 51 años de vida y en esas labores se ha convertido en un hombre imprescindible por su innata vocación de trabajo en equipo que lo lleva siempre a donde más falta haga.
Rememora que ha lidió con los conocidos y persistentes déficits de neumáticos y siempre estuvo atento, “sin mirar horas, ni días de la semana. Lo importante es enfrentar las necesidades y tener a los medios aptos para atender cualquier contingencia”, ese desafío ha sido resorte cotidiano y lo asume convencido de que el transporte es uno de los medios de aseguramiento más importante del sector.
Y ahora, por su experiencia y su afán de superación demostrados entró a la vida interior de camiones, camionetas: carros pesados y ligeros… y se hizo encopillador, “es más responsabilidad. Tiene mucho de técnica y se necesitan más habilidades”, reconoce.
¿Qué hace un encopillador?
“Es el encargado de hacer revisiones y mantenimientos que incluyen cambios de aceite, de filtros. Es darles de nuevo lo que el equipo necesita para recuperar su vitalidad, funcionar bien y alargar su vida útil”, reseña.
Asegura que “las actuales carencias de recursos, nunca nos han vencido” y habla en plural, “porque ese espíritu es el que reina en nuestros talleres. A cada dificultad le buscamos una solución para que el transporte facilite la atención a las necesidades del pueblo en estos servicios tan importantes”.
Y ese amor al trabajo es uno de los tesoros de Arnaldo, pero hay más. Tiene ya 51 años y desde los 18 años es donante voluntario de sangre. En el 2014, lo había hecho 75 veces, entonces hizo un alto, pero en el 2017 volvió a extender su brazo solidario y sigue dando sus aportes para salvar vidas y “lo voy a hacer mientras pueda. Mi grupo sanguíneo es O negativo y no abunda, por eso hace más falta”.
Esa actitud le ha proporcionado momentos de alegría que trascienden la reparación de un daño. En la emulación implementada por las direcciones administrativa y sindical de la empresa ha resultado en múltiples ocasiones mejor trabajador en los distintos períodos hasta el rango de vanguardia de centro en los últimos seis años.
“El bienestar futuro, en esta y otras áreas de la vida económica y social de la nación necesita del trabajo responsable de todos en todos los frentes de desempeño para salir adelante”, enfatiza Arnaldo Aguilera Reyes, el ahora encopillador destacado del taller de la Empresa Eléctrica Las Tunas y su convicción la avala con su diario quehacer, “porque nos toca garantizar un futuro mejor a nuestros hijos”.
