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¡Que el nuevo año sea mejor!

El año que termina no pudo ser peor para la humanidad. Las secuelas de la inesperada pandemia del Covid, la guerra híbrida auspiciada por la Otan y la Unión Europea (disculpen la redundancia) en Ucrania y como colofón el genocidio que lleva adelante Israel contra el pueblo palestino en Gaza constituyen algunos ejemplos de ello.

 

Ucrania; cansancio bélico y fracaso en el frente. Foto: AP

 

Solo por citar aquellas situaciones en el orden internacional, que afectó a todos, de una u otra manera, y que deberían servir como experiencias, donde los intereses hegemónicos de los Estados Unidos representaron un papel decisivo.

El cambio climático nos recordó cada día la necesidad de cumplir acuerdos tomados y no cumplidos, especialmente por las naciones ricas, para evitar nuevas catástrofes y cuidar a la especie humana de los peligros que la naturaleza nos impone.

En el transcurso del año la verdad puso en ridículo las campañas que tratan todavía de justificar la guerra en Ucrania y siguen, a pesar del evidente fracaso de la política estadounidense, para mantener en el poder al presidente Volodímir Zelenski y a sus soldados en las trincheras.

Ya no pueden hablar de contraofensivas exitosas, de destrucción de la economía rusa debido a sus sanciones, aunque nuevas voces, dentro de Estados Unidos y sus aliados llaman a poner fin al despilfarro de sumas millonarias de dólares para apuntalar a un régimen que se está haciendo pedazos.

La pandemia demostró que ricos y pobres pueden ser sus víctimas, aunque la cifra de muertos fue un “aporte”, como siempre, de los que no tienen nada.

Baiden consuela a Zelenski. Foto: AP

 

Nuevas olas de migrantes camino a los Estados Unidos pone en crisis al presidente Joe Biden en esta parte del planeta, mientras algo similar le ocurre a los mandatarios europeos. Esta asignatura queda pendiente para el nuevo año, aunque solo un milagro podría dar adecuada respuesta, y los milagros no existen.

Un nuevo orden mundial se abre paso

A punto de terminar el año uno puede preguntarse cuántos civiles inocentes, especialmente niños, tendrán que morir asesinados por soldados bien armados, sin que exista poder alguno de detener el genocidio que Israel lleva cabo contra el pueblo palestino.

El viejo orden aún se mantiene, a pesar que los cambios alientan a sumarse a las nuevas tendencias de igualdad que ofrecen organismos como el BRIC y muchas naciones tratan de no seguir dependiendo del dólar.

La realidad permite asegurar que el mundo que nos deja el 2023 no será muy distinto en el 2024, aunque la diferencia está que existe la posibilidad del cambio y la verdad se impondrá a pesar de la férrea campaña en contra de los que no acatan las órdenes dictadas desde Washington.

 

¿Hasta cuándo seguirá el genocidio en Gaza? Foto: PL

 

Europa no es el “jardín” caracterizado por uno de sus dirigentes. Se debate en contradicciones internas y no es capaz de aprobar este fin de año una nueva “ayuda” millonaria a Ucrania.

La República Popular China y la Federación Rusa se abren paso en América Latina y África, sin intenciones de colonizar esos territorios, lo que preocupa y ocupa a los viejos imperios coloniales y al imperialismo.

Prevalece la amenaza a la paz, tanto en Europa como en Asia, con los planes belicistas de la Otan contra Rusia y China, mientras que en Medio Oriente solo falta una chispa para convertirse en otro foco de tensión.

El miedo como política

Evidentemente los servicios especiales de Estados Unidos y otros miembros de la Otan están convencidos del éxito de la política del miedo que paraliza a los pueblos, sobre todo de los gobiernos que la aplican en sus escenarios y permiten que sigan desviando de sus respectivos presupuestos millonarias sumas para “prestar” a Ucrania.

La paz está en peligro y no es una consigna de ocasión. Se dan pasos en el orden internacional que así lo demuestran. La política del miedo sigue en pie, ahora en nuevos escenarios.

Apoyo incondicional de EE.UU. a Israel. Foto: GPO

 

Previo al conflicto en Ucrania se hablaba del peligro ruso, (antes era del comunismo soviético) ahora sin mayores argumentos los principales dirigentes de la Otan-Unión Europea, “explican” que el mundo está en peligro.

Hay que derrotar a Rusia, dicen, porque si Ucrania pierde, las tropas rusas invadirán el resto de Europa. Exigen más aportes financieros y en armas para apuntalar al régimen ucraniano.

¿Qué hacen para contrarrestar ese peligro? La Unión Europea aprueba sin mucho ruido una nueva partida de sanciones a Rusia. Muy diferente a la primera en cuanto a publicidad, que se anunció con bombo y platillo ya que la guerra “era allá, muy lejos, y los muertos los ponían los ucranianos”.

 

En Europa, como en EU, sigue la ola de migrantes. Foto: EPA

 

Como diría un amigo, más de lo mismo. Quizás algo preocupados por los ciclos electorales que se avecina y pueden sacar del juego a los que hoy son gobiernos, pero muy dependientes de lo que se diga o haga Washington.

El presidente Biden insiste en una nueva y millonaria suma de “ayuda” a Ucrania y dice a sus compatriotas que si los ucranianos pierden existe la posibilidad que sean soldados de su país los que, junto con militares de otras naciones miembros de la Otan, tengan que enfrentarse a los rusos.

Solo queda decir: “Ojalá que el nuevo año sea mejor”.

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