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Saboreando el cambio

Por: Abraham Enrique Mesa Berroa y Manuel Enrique Ortiz Hernández. Estudiantes de Periodismo

Maité es asistente educativa en un centro de la Enseñanza Primaria y madre de dos niños. Cada mes debe destinar gran parte de su salario — que en el mejor de los casos asciende a 3 mil pesos— para sufragar los gastos básicos de la casa.

Muchos santiagueros se complacen con volver a consumir helado en los sitios del sector estatal destinados a tales fines, entre ellos Jardín de las Enramadas. Fotos: Manuel Enrique Ortiz Hernández

Recientemente, mientras “navegaba” en Facebook advirtió una publicación de la Empresa de Productos Lácteos de la provincia (LACSA) que informaba sobre la venta de un nuevo tipo de helado de mejor calidad.

Con la ilusión de complacerle a sus pequeños un antojo — aunque sea una vez al mes— se dirigió con ellos hasta el Cooppelia La Arboleda, en la céntrica avenida Victoriano Garzón de la urbe santiaguera.

¡Menuda sorpresa se llevó Maité al percatarse de que el dinero que llevaba encima no le sería suficiente!

Alianzas

Eduardo Griñán Caballero, director de LACSA, es consciente de esta situación. Sin embargo, confiesa que la misión de su empresa de producir y comercializar productos alimenticios de calidad derivados de la leche, capaces de satisfacer las exigencias de la población, se vio fuertemente afectada a finales del 2022 por la disminución de las importaciones del mercado extranjero hacia el país.

En ese periodo de tiempo el panorama para LACSA fue, cuando menos, preocupante.

De elaborar 22 surtidos de diferentes sabores y formatos —desde paletas, bocaditos, matrimonios, cuñas, cakes, minicakes de leche…— y comercializar hasta 2.5 millones de galones de helado anuales, en septiembre de este año, en el orden del gustado alimento, se pasó a una completa paralización.

Ante la necesidad de incentivar también la elaboración de yogures, natillas y otros renglones lácteos, entre los que destaca el helado, la entidad buscó una alternativa para la obtención de materias primas en el vínculo con las micro, pequeñas o medianas empresas (MiPymes) y los trabajadores por cuenta propia (TCP).

Aun cuando esta colaboración en modalidad de producción cooperada es un hecho también lo es que las altas tasas de cambio de devisa en el mercado informal encarecen la adquisición de ingredientes imprescindibles para la elaboración del gustado producto, entre ellos la leche en polvo y el azúcar.

Con el reinicio de la producción de helados en LACSA también se activan los resortes del empleo en las unidades gastronómicas estatales.

“Estamos en periodo de ensayo y sabemos que para muchas familias es difícil pagar el precio actual, no obstante hay que decir que LACSA estableció solo el ocho por ciento de utilidad a la ficha de costo del helado”, aseguró a Trabajadores Griñán Caballero.

En ese sentido señaló que, según los resultados de un estudio de factibilidad comercial, el precio de cada bola debería oscilar entre los 51 y 75 pesos, sin embargo, gracias a un ajuste en el volumen de los envases que se distribuyen en las heladerías estatales, junto a estrategias gastronómicas adoptadas en las propias instalaciones, pudo mantenerse a la venta por tan solo 45 pesos.

Este acuerdo se adoptó bajo las disposiciones legales de la Resolución número 148 del Ministerio de Finanzas y Precios, publicado el pasado 6 de julio en la Gaceta Oficial de la República. En la misma se establece la metodología para la elaboración de la ficha de costos-gastos de productos y servicios para la evaluación de precios y tarifas de las entidades estatales, así como sociedades mercantiles de capital ciento por ciento cubano.

Añoranza por el helado

Tiempo atrás era costumbre en la “tierra caliente” visitar las heladerías pero la práctica se tornó cada vez menos frecuente ante ofertas poco atractivas y de baja calidad.

Espacios de preferencia popular, ubicados en las más céntricas arterias, dejaron de recibir la afluencia habitual de usuarios; algunos simplemente desistieron de probarlo, otros migraron a las ofertas del sector privado.

Ya en septiembre de 2021, cuando se estrenaban en Cuba las MiPymes como nuevas formas de gestión no estatal — con base en el Decreto Ley 46— en Santiago de Cuba se hicieron notar varios emprendimientos dedicados a la producción y venta de helados de excelente calidad, nadie lo pone en dudas, pero con precios elevados si de medirlo con el rasero del bolsillo de la media de los santiagueros se trata.

La población, aunque aún asombrada, se acerca poco a poco en busca de información sobre los nuevos precios del helado.

En la propia avenida Victoriano Garzón, a tan escasos metros de La Arboleda, se puede visitar Bueníssimo, una sodería gourmet en la que, además del mencionado alimento, se pueden adquirir panes, dulces, confituras…

A eso súmele que son capaces de fabricar helados de hasta 40 sabores y brindarle al cliente muy diversas combinaciones pagando eso sí, desde 170 pesos por dos bolas, hasta 750 pesos por 10..

Hasta hace poco, los que desandaban por esa populosa se debatían entre pagar 18 pesos por 63g de helado artesanal — elaborado en el Coppelia, con sabor mango, guayaba u otra fruta tropical— entrar a Bueníssimo y darse un gustazo, o simplemente seguir con añoranzas por el helado “hasta que la cosa mejorara”.

El alivio a las “ganas de refrescar” llegó justo este 2 de diciembre, como resultado del encadenamiento LACSA- No estatales y la venta de un helado con elevados niveles de leche en polvo y mayor variedad de sabores: fresa, chocolate, caramelo, coco y vainilla.

No obstante, la nueva oferta en La Arboleda no incluye los usuales complementos (sirope, bizcochos, dulces). Los clientes que deseen algún agrego pueden elegir entre 10 mililitros de leche consensada por 20 pesos, o granillo por cinco pesos.

Eduardo Alejandro LLaujel Infante, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Coppelia La Arboleda, comentó que a pesar de que las actuales cifras aún no satisfacen los niveles de ventas alcanzados en años anteriores, la aceptación de los usuarios ha sido favorable, y el servicio de sus trabajadores está a la altura de las exigencias de los consumidores que visitan el lugar.

Sin quedarse “helados”

En la Unidad Empresarial de Base (UEB) Coppelia Jardín de Las Enramadas, ubicada en la afamada arteria, conversamos con Ricardo Despaigne Torres, subadministrador de un centro que en 12 años de creado mantiene un servicio de excelencia y ostenta la condición de Vanguardia Nacional y el Bandera Proeza Laboral que otorgan la Central de Trabajadores de Cuba.

“Cuando la Empresa de Productos Lácteos detuvo la producción establecimos un convenio con SERVISA S.A, perteneciente al Ministerio de Turismo de Cuba, y con apego a los rangos de calidad tuvimos que comercializar el helado a  30 pesos la bola. 

“Nuestra condición de UEB nos obliga a buscar alternativas antes que colocar el cartel de cerrados”, destacó Despaigne.

A decir verdad no podría ser de otra manera cuando la estructura empresarial a la que responden requiere de cubrir los gastos con sus propios ingresos, incluido el salario, e incluso la distribución de utilidades. «Ahora tenemos la posibilidad de mantener las dos ofertas, la de Servisa y la de LACSA, y sabiendo el elevado precio en el sector privado optamos por  ofrecer al pueblo la posibilidad de probar un helado de calidad por un valor medio”.

Según expertos, cuando se da un aumento de precios en un producto los usuarios o consumidores generalmente atraviesan varias etapas en su reacción y comportamiento.

De ahí que, a solo semanas de iniciada la venta del producto a precios mayores en las heladerías estatales,  muchos ya habrán transitado la fase de sorpresa o choque inicial y otros habrán asimilado el cambio de inmediato.

¿Recuerdas a Maité?

Como esta santiaguera, madre de dos niños pequeños, son muchas las personas que no pueden permitirse degustar el helado que con precio incrementado se venden en La Arboleda y el Jardín de las Enramadas,  muchísimo menos el que comercializan otros económicos privados.

Maité respira profundo y se “consuela” con pensar en que, en las actuales circunstancias, dicho alimento congelado no es imprescindible, sin embargo, explicarles a sus hijos que no podrán deleitarse con su sabor favorito le deja un sabor amargo en la boca y más.

Ella, y otros muchos, tendrán que seguir esperando que lo bueno suceda también en materia de helado.

Las MIPYMES y los TCP son referentes en cuanto a calidad de las ofertas, por eso muchos optan por consumir allí los gustados helados.

 

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