Icono del sitio Trabajadores

Cuando pasaba un ciclón era sálvese el que pueda

Por estos días se habla mucho de ciclones y sus respectivos nombres, tuve la dicha de entrevistar a un longevo que en su memoria guarda los recuerdos de uno categorizado sin nombre, pero considerado uno de los más potentes pasados por el territorio.

 

Foto: Cortesía del grupo de pronóstico del Centro Meteorológico del Municipio Especial Isla de la Juventud.

 

De categoría tres-cuatro, cuyo centro cruzó La Sigüanea y atravesó de sur a norte la Isla el 18 de octubre de 1944; este y el de 1926 ocasionaron grandes y graves daños. No ocasionó tantos muertos, como el de 1926, pero derribó muchas edificaciones y ocasionó grandes destrozos en la agricultura.

“La furia de sus ráfagas hablaba que su extrema velocidad; todos lo conocen como el ciclón del ’44, sus ráfagas alcanzaron los 265 kilómetros por hora, un récord histórico solo superado por las rachas de 340 del huracán Gustav, a finales de agosto, dice el veterano.

 

Foto: Cortesía del grupo de pronóstico del Centro Meteorológico del Municipio Especial Isla de la Juventud

 

Hablar con él es como volver en el tiempo e imaginarse aquella catástrofe que aún retumba en los oídos de decenas de pineros; escuchar sus anécdotas con tantos detalles, a pesar de sobrepasar los 90 años, obliga a pensar en que tal vez quienes se mojaron con esa agua bendita del ciclón del ’44, fueron vaticinados para mantenerse lúcidos y sin ningún problema de salud que les impida contar con nitidez lo sucedido.

“Ese sí retorció las cañas como para sacarle el jugo. Mi familia y yo lo pasamos en una casa más fuerte, en la entonces Santa Fe; recuerdo que queríamos abrir una de las ventanas y mirar pa’ afuera pa’ ver con nuestros propios ojos qué era aquello que mantenía en estado de alerta a toda la familia.

“Cuando regresamos tuvimos que recoger un hacha y quitar to’ el materío para encontrar nuestro rancho, aquello quedó añegá’o añegá’o completo…y otras tumbá en el piso.”, prosigue

 

Expresa de forma categórica este vecino de la comunidad Mella Vaquero, asentamiento poblacional enclavado en la carretera sur de la Isla de la Juventud, donde las familias se caracterizan por ser una población flotante, al proceder de regiones del país; tienen un nivel cultural bajo.

Este ciclón del 44’ se formó en medio de una onda tropical que tenía, once días antes, su eje extendido desde el grupo Norte de las Antillas Menores hacia el Suroeste, hasta la costa Norte de Venezuela; también en esos días comenzó a influir de manera notable sobre el estado del tiempo en Cuba un anticiclón de 773 mm (1030.6 hPa) que, en su avance al Sudeste sobre Texas y Louisiana, dio lugar a la entrada de un frente frío el día 11 de octubre.

 

Foto: Archivo del Periódico Victoria

 

Ya el 18 el ciclón pasaba sobre la entonces Isla de Pinos, penetrando por el Sur de Pinar del Río y salió al mar en la costa Norte, sobre el central Mercedita, en Cabañas; sus efectos se sintieron también en el centro del país.

 

Foto: Archivo del Periódico Victoria

 

La distribución de los vientos no era simétrica; medía unos 180 km hacia el Este y unos 145 km hacia el Oeste según reportó la estación meteorológica de Casablanca, en la ciudad de La Habana.

“Después de su paso comenzamos a picar guano así fueran ripia’os para arreglar el rancho, ayudaba al viejo día y noche hasta levantarlo de nuevo, continúa.

“Óigame…fue una época de mucha hambre y necesidá, nosotros nos alimentamos con lo que sembrábamos. Recuerdo que mi papá llevaba huevos criollos y frijol colora’o para cambiarlo en Gerona por manda’os y teníamos que virar con la mercancía”, rememora el carismático longevo, considerado todo un personaje en Mella por sus historias y además porque constituye un ejemplo a seguir por los jóvenes, pues es difícil verlo ocioso.

“¡Qué dinero va a ver!, el puerco llegó a venderse a tres quilos la libra y también a medio, una res constaba once y doce pesos y las personas no comparaban nada. El gobierno no se interesaba por uno, era sálvese quien pueda. No era como Fidel que se preocupaba y ocupaba del pueblo cuando venía un ciclón.”, destaca.

 

Foto: Archivo del Periódico Victoria

 

Al tiempo que aclara que en esta época el Líder Histórico de la Revolución apenas tenía 18 años y estaba apunto de culminar sus estudios de Bachiller en Letras en el Colegio de Belén, de la Compañía de Jesús, en La Habana.

 

Foto: Archivo del Periódico Victoria

 

Compara lo vivido en el 44’ con la rápida respuesta del país ante los daños de cualquier evento meteorológico.

“Les hablo a los vecinos de aquel como el más fuerte, la mayoría de las casas quedaron a plan raso, añegá’ añegá’. Se lo digo a la gente que cuando viene un ciclón de verdad, de verdad, no queda nada vivo, ni casa de teja y tampoco de zinc, concluye.

 

 

Sereno ve a sus vecinos irse bien temprano lo mismo a sembrar frijol, melón, plátano, arroz, boniato, tomate u otros productos, al ser la agricultura y la ganadería el renglón económico fundamental de la comunidad; también a los ganaderos los ve desfilar hacia el ordeño para garantizar el abastecimiento de las dos bodegas y aportar también al Combinado Lácteo.

Compartir...
Salir de la versión móvil