Rescatar los recursos pesqueros en una zona de tradición como es la suroriental de Cuba, es el propósito del proyecto Conpescas Guacanayabo, implementado por el Centro de Investigaciones Pesqueras (CIP), con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
Según especialistas de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que sustenta la asistencia técnica, se pretende “contribuir a la preservación y el uso sostenible de los recursos pesqueros, la implementación de sistemas de control y vigilancia y alternativas para reducir el impacto de las pesquerías”.
El proyecto propició el Taller Nacional de Escamas y Regulaciones Pesqueras, el evento tuvo el propósito de contribuir a la implementación de sistemas, en el cual participaron el Ministerio de la Industria Alimentaria, investigadores del CIP, empresas pesqueras y miembros del cuerpo de inspectores de la Oficina Nacional de Inspección Estatal (ONIE) quienes debatieron propuestas de medidas regulatorias para la pesquería multiespecífica* de peces marinos (capturan distintas especies simultáneamente utilizando un mismo arte o sistema de pesca).
Las propuestas se basan en estudios científicos y modelos bioeconómicos que muestran el estado de las capturas y la vulnerabilidad a la pesca de especies de interés comercial, entre ellas la biajaiba, el pargo criollo, la sierra, el serrucho, entre otras, y permitirá evaluar el estado actual de las especies que habitan en ese ecosistema, diseñar estrategias para el manejo sostenible de ese tipo de pesquería y facilitar la toma de decisiones en el sector.
Según Romina Alzugaray, investigadora del CIP, dada la disminución de las capturas en el Golfo de Guacanayabo en la última década, se hace necesario revisar y actualizar las medidas de ordenamiento pesquero e implementar nuevas regulaciones teniendo en cuenta los cambios en el ciclo de vida de las especies y las cadenas tróficas.
Mediante un comunicado de FAO, la especialista argumentó que actualmente se capturan especies de menor talla y valor comercial que forman parte de la cadena alimentaria de especies de mayor interés para el comercio y la alimentación, lo que incide de manera negativa en la biodiversidad de este ecosistema.
Los especialistas discutieron además, las perspectivas de desarrollo de los cultivos marinos como alternativas para disminuir la presión pesquera sobre los recursos naturales, tomando como referencia la Estrategia Nacional de Maricultivo, aprobada en 2019 por el MINAL, con asistencia técnica de la FAO. Abordaron temáticas como las perspectivas del cultivo del pepino de mar, el cultivo ecoamigable de ostión de mangle y los beneficios ambientales que aportan en sistemas acuícolas marinos.
El monto para el desarrollo del proyecto Conpescas Guacanayabo es de más de un millón 300 mil dólares para la conservación de la biodiversidad marina a través del manejo de los recursos pesqueros y otros marino-costeros del Golfo, empleando el enfoque ecosistémico de la pesca y la acuicultura promovido por la FAO.
Las zonas de intervención del proyecto se localizan en los municipios costeros de Amancio Rodríguez, en la provincia de Las Tunas; Manzanillo en Granma y Santa Cruz del Sur, en Camagüey, donde las principales problemáticas se reflejan en la pérdida de la diversidad biológica marino-costera y el declive de las pesquerías, como resultado de prácticas insostenibles, la degradación ambiental y los impactos del cambio climático.