Tras desempeñarse al frente del Departamento de Construcción del Comité Central del Partido, Brito llegó a la secretaría general del sindicato respectivo en el año 1988 y de inmediato se enfrascó en lo que con orgullo catalogaba como su primera gran misión sindical: la ampliación del hospital Miguel Enríquez, en la capital, tarea con especial seguimiento por parte del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.
Luego asumió el reto sindical de la construcción de las instalaciones que serían sede de los Juegos Panamericanos celebrados en Cuba en agosto de 1991, empeño que exigió elevada dedicación y responsabilidad.
Siempre recordó con orgullo la importante labor desarrollada por las microbrigadas y las visitas de Fidel a esas fuerzas.
En tales labores no faltó nunca el impulso del sindicato liderado por Brito, mucho más en la erradicación de errores y tendencias negativas que se produjeron en aquellos momentos, y que incidían en baja productividad, elevación del ausentismo, el despilfarro y otras deficiencias.
Amplia fue su dedicación al perfeccionamiento del sistema de dirección y rescate del valor del trabajo, así como en la elevación de las relaciones internacionales del sindicato de los constructores, especialmente con la Federación Latinoamericana de Trabajadores de la Construcción, la Madera y los Materiales de la Construcción.
Largo sería hablar del quehacer de Luis Brito Jiménez, fallecido hace pocos días en su Camagüey natal. Estará siempre en el sentir de los constructores cubanos.