La IV Conferencia La Nación y la Emigración comenzó en al Palacio de Convenciones de La Habana con la participación de 371 cubanos llegados de casi medio centenar de países y les acompaña el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Lo primero fue el Himno de Bayamo, que esta vez resonó en el plenario con la fuerza unificadora de emociones que le distingue. Luego, los vivas a Cuba y contra el bloqueo que rompieron el protocolo de los tradicionales actos inaugurales de eventos, con ovaciones se sucedían una tras otra.
Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, dio la bienvenida a los delegados, en un discurso que recorrió la historia de los vínculos entre Cuba y su emigración, los principales problemas que afectan al país y los obstáculos que supone la hostilidad de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos.
Entre aplausos que interrumpían sus palabras a cada momento, el Canciller presentó a los científicos cubanos creadores de las vacunas contra la Covid-19, describió las relaciones del país con todo el mundo, y recordó el reciente respaldo del mundo en la lucha contra el bloqueo ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Agradeció particularmente el apoyo brindado por los emigrados cubanos en momentos difíciles, como los donativos para la campaña de vacunación durante la pandemia y para la recuperación de fenómenos meteorológicos que han afectado al país.
La participación de los cubanos que viven fuera del país en la vida nacional es cada vez más activa, expresó Rodríguez Parrilla, quien ejemplificó con los aportes a la cultura, el deporte y otras esferas de la vida social.
“Nuestra historia tiende a superar el concepto de emigrado, o el de cubanos que somos y son, y van y vienen en sus disímiles circunstancias, participan y contribuyen, defienden y enriquecen, retornan o se prolongan en sus hijos, nietos y biznietos que seguirán siendo cubanos”, expresó.